domingo, 29 de julio de 2012

El gobernante justo


Cuando los justos prosperan, el pueblo se alegra; cuando los impíos gobiernan, el pueblo gime.  
 Proverbios 29:2.

Lectura diaria: Proverbios 29:1-27.  Versículo principal: Proverbios 29:2.

REFLEXIÓN

Un gobernante justo mantiene al pueblo satisfecho pero todo lo contrario sucede cuando se pasan necesidades y los gobernantes se dejan llevar por malos consejeros rodeándose de gente impía que poco le importa el bienestar de la comunidad.  “Cuando un gobernante se deja llevar por mentiras, todos sus oficiales se corrompen” (v. 12); si la cabeza de una nación miente y aprueba también las mentiras de sus subalternos, los gobiernos empiezan a tambalear porque el engaño y la falsedad será lo primero que quede al descubierto y a raíz de esto, empieza una cadena de males que recaen sobre la nación, pagando las consecuencias los ciudadanos tanto los que obran correctamente como los que no. 
Infortunadamente en campaña electoral todos los candidatos son buenos, y todos ofrecen cambios a granel en diferentes áreas; pero si los vamos a ver ya colocados en el podio, cuánto han respondido a sus políticas, comprobamos que sus propuestas de bienestar eran una farsa y que ya habiendo logrado el objetivo  que dan las ansías de poder, todo queda en el olvido.  La Biblia dice que mejor es no prometer que prometer y no cumplir (Eclesiastés 5:5).  Lo que los gobernantes no se dan cuenta, es que toda esta sarta de mentiras, trae maldición tras maldición al pueblo en general, y después los “padres de la patria” se dan golpes de pecho, creyendo que con estos, se terminará la violencia dejada por la injusticia social sin darse cuenta que son los artífices de tamaño mal.  
Dice aquí también que: “con justicia el rey da estabilidad al país, cuando lo abruma con tributos lo destruye” (v. 4).  No es que se esté acuerdo cuando se crean impuestos y más impuestos; sin embargo, tampoco hay que dejar de pagarlos  y no importaría  que se paguen, siempre y cuando se vean los frutos de ellos.  El pueblo quiere ver obras bien hechas y que conlleven a una mejor calidad de vida, no a observar cómo se despilfarran los dineros y la riqueza de unos pocos se va acrecentando mientras que al ciudadano común y corriente le toca salir adelante con lo poco que gana y que jamás le compensará con el trabajo realizado.
El gobernante justo desea el bien de su pueblo.  Si tenemos libertad para escoger a quienes dirigirán los destinos de un país me pregunto ¿por qué no lo hacemos y permitimos que por lo menos nos gobierne una persona idónea?  Pregunta para reflexionar y como se dice por ahí: “para el buen entendedor, pocas palabras  basta” y “el que tenga oídos para oír, que oiga”.

Amado Dios: Te damos gracias por nuestros gobernantes y pedimos porque ellos posean temor de ti para que puedan ejercer sus cargos con la debida responsabilidad y honestidad.

Un abrazo y bendiciones.

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