Por eso Dios queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que su propósito es inmutable, la confirmó con un juramento.Hebreos 6:17.
Lectura diaria: Hebreos
6:13-20. Versículo principal: Hebreos 6:17.
REFLEXIÓN
Dios que es Dios y está por
encima de todas las cosas, no solamente le da a Abraham una promesa sino que se
la confirma jurando por sí mismo, puesto que “no tenía a nadie superior por
quien jurar” (v. 13); pero lo hace para reconfirmar la promesa y que ya no haya
duda alguna sobre lo ofrecido. “Lo hizo así para que, mediante la promesa y
el juramento, que son dos realidades inmutables en las cuales es imposible que
Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos
aferramos a la esperanza que está delante de nosotros” (v. 18).
Dios prometió bendecir grandemente
a Abraham no solamente con bendición espiritual sino también material: le
prometió una descendencia numerosa y una tierra donde fluiría leche y miel. Esa promesa no solo se cumplió en el pueblo de
Israel sino que también es para nosotros: “Por eso la promesa viene por la fe,
a fin de que por la gracia quede garantizada para toda la descendencia de
Abraham; esta promesa no es solo para los que son de la ley sino para los que
son también de la fe de Abraham, quien es el padre que tenemos en común”
(Romanos 4:16).
Por la fe en el Señor Jesucristo
somos salvos y sabemos que nos espera una gloria futura, entonces de igual modo
también por la fe, debemos saber que todas esas promesas de bendición dadas al
padre Abraham son para tomarlas y disfrutarlas.
El poder de lo alto se desata cuando creemos firmemente en lo que Dios
ha dicho porque Él no miente. Las
bendiciones de Dios para sus hijos, los de la simiente de Abraham no tienen
límite y están contempladas en su Palabra.
La simiente de Abraham es Cristo (Gálatas 3:16) y nosotros somos hijos
de Dios mediante la fe en Cristo (Gálatas 3:26); “Y si ustedes pertenecen a
Cristo son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa” (Gálatas
3:29).
Dios siempre cumple lo que
promete y vemos que nos lo confirma doblemente con su juramento como para que
no haya titubeos, y creamos desde cuando recibimos al Señor Jesucristo, que Él
sí vino a darnos vida: vida eterna por un lado y vida en abundancia desde aquí
en la tierra porque en Abraham se conjugan todas las ricas bendiciones que Dios
tiene dispuestas para los que creen en el nombre de su Hijo.
Amado Señor: Gracias por
llevarnos de la mano para ser partícipes de la gloriosa esperanza de estar
contigo eternamente y por permitirnos gozar desde ahora todas las promesas que
nos corresponden, como simiente tuya que somos.
Un abrazo y bendiciones.
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