lunes, 30 de julio de 2012

Confirmando la promesa


Por eso Dios queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que su propósito es inmutable, la confirmó con un juramento.   
  Hebreos 6:17.

Lectura diaria: Hebreos 6:13-20.  Versículo principal: Hebreos 6:17.

REFLEXIÓN

Dios que es Dios y está por encima de todas las cosas, no solamente le da a Abraham una promesa sino que se la confirma jurando por sí mismo, puesto que “no tenía a nadie superior por quien jurar” (v. 13); pero lo hace para reconfirmar la promesa y que ya no haya duda alguna sobre lo  ofrecido.  “Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros” (v. 18).
Dios prometió bendecir grandemente a Abraham no solamente con bendición espiritual sino también material: le prometió una descendencia numerosa y una tierra donde fluiría leche y miel.  Esa promesa no solo se cumplió en el pueblo de Israel sino que también es para nosotros: “Por eso la promesa viene por la fe, a fin de que por la gracia quede garantizada para toda la descendencia de Abraham; esta promesa no es solo para los que son de la ley sino para los que son también de la fe de Abraham, quien es el padre que tenemos en común” (Romanos 4:16).
Por la fe en el Señor Jesucristo somos salvos y sabemos que nos espera una gloria futura, entonces de igual modo también por la fe, debemos saber que todas esas promesas de bendición dadas al padre Abraham son para tomarlas y disfrutarlas.  El poder de lo alto se desata cuando creemos firmemente en lo que Dios ha dicho porque Él no miente.  Las bendiciones de Dios para sus hijos, los de la simiente de Abraham no tienen límite y están contempladas en su Palabra.  La simiente de Abraham es Cristo (Gálatas 3:16) y nosotros somos hijos de Dios mediante la fe en Cristo (Gálatas 3:26); “Y si ustedes pertenecen a Cristo son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa” (Gálatas 3:29).
Dios siempre cumple lo que promete y vemos que nos lo confirma doblemente con su juramento como para que no haya titubeos, y creamos desde cuando recibimos al Señor Jesucristo, que Él sí vino a darnos vida: vida eterna por un lado y vida en abundancia desde aquí en la tierra porque en Abraham se conjugan todas las ricas bendiciones que Dios tiene dispuestas para los que creen en el nombre de su Hijo.

Amado Señor: Gracias por llevarnos de la mano para ser partícipes de la gloriosa esperanza de estar contigo eternamente y por permitirnos gozar desde ahora todas las promesas que nos corresponden, como simiente tuya que somos.

Un abrazo y bendiciones.

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