martes, 24 de julio de 2012

Elegir bien para gobernar en el temor de Dios


El que gobierne a la gente con justicia, el que gobierne en el temor de Dios, será como la luz de la aurora en un amanecer sin nubes, que tras la lluvia resplandece para que brote la hierba en la tierra.  
 2 Samuel 23:3-4.

Lectura diaria: 2 Samuel 23:1-7.  Versículos principales: 2 Samuel 23:3-4.

REFLEXIÓN

¡Cuánta falta hace que quienes dirigen los designios de una nación, tengan verdadero temor de Dios!  Siendo ya tan numeroso el pueblo del Señor (por lo menos en Colombia), me pregunto ¿por qué no votamos a conciencia por personas honestas y dignas ante Dios?  “Elige tú mismo entre el pueblo hombres capaces y temerosos de Dios que amen la verdad y aborrezcan las ganancias mal habidas, y desígnalos jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas” (Éxodo 18:21).  Debemos saber a quien elegimos para gobernar no solo la ciudad de unos cuantos, sino los miles de todo un territorio.  Nos falta responsabilidad y buen juicio,  porque no elegimos a conciencia o porque ni siquiera se cumple con el deber de sufragar.  Cuando Josafat, rey de Judá nombró jueces les advirtió lo siguiente: “Tengan mucho cuidado con lo que hacen, pues su autoridad no proviene de un hombre, sino del Señor, que estará con ustedes cuando impartan justicia.  Por eso, teman al Señor y tengan cuidado con lo que hacen, porque el Señor nuestro Dios no admite la injusticia, ni la parcialidad ni el soborno”; también les  ordenó: “Ustedes actuarán con fidelidad e integridad, bajo el temor del Señor” (2 Crónicas 19:6-7 y 9).   ¡Es que no puede ni debe gobernar quien aborrece la justicia! 
Reflexionemos y miremos cómo va nuestro país, ¿qué ejemplo se está dejando a las generaciones venideras?  Pasaré a contarles un hecho del domingo pasado.  Me asombré con profunda tristeza al ver lo que sucedió en un reality que se trasmite en uno de los canales importantes de Colombia, donde los de un equipo que supuestamente fueron ganadores, se había cometido fraude: ganaron pero con trampa.  La presentadora palabras más, palabras menos les decía enfrentándolos ante el hecho, que Colombia no podía más con estas situaciones y que si se hacía esto en un simple juego donde toda Colombia tenía los ojos puestos en ellos, qué esperábamos.  Mi niña estaba conmigo y tan pronto como acabó este episodio lo pasó al canal de la competencia donde también se desarrolla otro concurso y había existido igualmente un castigo porque una de las participantes había agredido fuertemente con violencia a otro y fue destituida del juego.  La presentadora igual, dijo más o menos lo mismo de la anterior: “Todo un país viéndolos y ustedes propagando la violencia en un concurso donde se está es compitiendo; basta ya, estamos saturados de eso” (parafraseando porque no son las palabras exactas).  Le comenté a mi niña con desilusión que eso era lo que todos ellos estaban recibiendo: corrupción y violencia.  Me pregunto: ¿es este el legado que queremos dejarle a los que nos siguen?  Es tiempo de cambiar y los cristianos tenemos que demostrar la diferencia.  Ya queremos ver un nuevo amanecer claro sobre nuestra sufrida patria, ya queremos ver que la lluvia a su tiempo haga brotar hierba verde y prados de sosiego. En nuestras manos está el cambio porque, quien sabe hacer el bien y no lo hace, peca.

Amado Dios: Hoy venimos a tu presencia con corazón humilde a pedirte perdón por no hacer las cosas bien ni cumplir con nuestros deberes cívicos como es necesario. Ponemos ante ti a todos los que dirigen este país: al presidente de la república,  a gobernadores y alcaldes; a los que legislan y a los que imparten justicia; a las autoridades civiles y a la fuerza pública.  Rogamos Señor porque cambies sus corazones y permitas que ante todo dejen de robar para que haya más justicia social y por fin veamos la anhelada paz.

Un abrazo y bendiciones.

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