El que gobierne a la gente con justicia, el que gobierne en el temor de Dios, será como la luz de la aurora en un amanecer sin nubes, que tras la lluvia resplandece para que brote la hierba en la tierra.2 Samuel 23:3-4.
Lectura diaria: 2 Samuel 23:1-7. Versículos principales: 2 Samuel 23:3-4.
REFLEXIÓN
¡Cuánta falta hace que quienes
dirigen los designios de una nación, tengan verdadero temor de Dios! Siendo ya tan numeroso el pueblo del Señor
(por lo menos en Colombia), me pregunto ¿por qué no votamos a conciencia por
personas honestas y dignas ante Dios? “Elige
tú mismo entre el pueblo hombres capaces y temerosos de Dios que amen la verdad
y aborrezcan las ganancias mal habidas, y desígnalos jefes de mil, de cien, de
cincuenta y de diez personas” (Éxodo 18:21).
Debemos saber a quien elegimos para gobernar no solo la ciudad de unos
cuantos, sino los miles de todo un territorio.
Nos falta responsabilidad y buen juicio, porque no elegimos a conciencia o porque ni
siquiera se cumple con el deber de sufragar. Cuando Josafat, rey de Judá nombró jueces les
advirtió lo siguiente: “Tengan mucho cuidado con lo que hacen, pues su
autoridad no proviene de un hombre, sino del Señor, que estará con ustedes
cuando impartan justicia. Por eso, teman
al Señor y tengan cuidado con lo que hacen, porque el Señor nuestro Dios no
admite la injusticia, ni la parcialidad ni el soborno”; también les ordenó: “Ustedes actuarán con fidelidad e
integridad, bajo el temor del Señor” (2 Crónicas 19:6-7 y 9). ¡Es
que no puede ni debe gobernar quien aborrece la justicia!
Reflexionemos y miremos cómo va
nuestro país, ¿qué ejemplo se está dejando a las generaciones venideras? Pasaré a contarles un hecho del domingo
pasado. Me asombré con profunda tristeza
al ver lo que sucedió en un reality que se trasmite en uno de los canales
importantes de Colombia, donde los de un equipo que supuestamente fueron ganadores,
se había cometido fraude: ganaron pero con trampa. La presentadora palabras más, palabras menos
les decía enfrentándolos ante el hecho, que Colombia no podía más con estas
situaciones y que si se hacía esto en un simple juego donde toda Colombia tenía
los ojos puestos en ellos, qué esperábamos.
Mi niña estaba conmigo y tan pronto como acabó este episodio lo pasó al
canal de la competencia donde también se desarrolla otro concurso y había
existido igualmente un castigo porque una de las participantes había agredido
fuertemente con violencia a otro y fue destituida del juego. La presentadora igual, dijo más o menos lo
mismo de la anterior: “Todo un país viéndolos y ustedes propagando la violencia
en un concurso donde se está es compitiendo; basta ya, estamos saturados de eso”
(parafraseando porque no son las palabras exactas). Le comenté a mi niña con desilusión que eso
era lo que todos ellos estaban recibiendo: corrupción y violencia. Me pregunto: ¿es este el legado que queremos
dejarle a los que nos siguen? Es tiempo
de cambiar y los cristianos tenemos que demostrar la diferencia. Ya queremos ver un nuevo amanecer claro sobre
nuestra sufrida patria, ya queremos ver que la lluvia a su tiempo haga brotar
hierba verde y prados de sosiego. En nuestras manos está el cambio porque, quien
sabe hacer el bien y no lo hace, peca.
Amado Dios: Hoy venimos a tu
presencia con corazón humilde a pedirte perdón por no hacer las cosas bien ni
cumplir con nuestros deberes cívicos como es necesario. Ponemos ante ti a todos
los que dirigen este país: al presidente
de la república, a gobernadores y
alcaldes; a los que legislan y a los que imparten justicia; a las autoridades civiles y a la fuerza pública. Rogamos
Señor porque cambies sus corazones y permitas que ante todo dejen de robar para
que haya más justicia social y por fin veamos la anhelada paz.
Un abrazo y bendiciones.
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