jueves, 19 de julio de 2012

Tiempos dif'iciles


La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios.  

2 Timoteo  3:2-4.

Lectura diaria: 2 Timoteo 3:1-9.  Versículos principales: 2 Timoteo 3:2-4.

REFLEXIÓN

Viendo tanta maldad que nos rodea y violencia por todas partes, descontento e intolerancia en las esferas sociales, sumadas a la corrupción de los gobernantes, me pregunto: ¿estaremos en los últimos días?  La descripción aquí en Timoteo lleva a pensar que si no estamos, para allá vamos muy pronto, porque tal cual, es lo que ahora se aprecia por donde quiera que miremos.
El pecado del hombre, que no es más que la indiferencia de éste hacia Dios, lo ha llevado a buscar su propio camino y cada vez se aleja más de Él, creyendo que lo que tiene a su disposición como la ciencia y la tecnología son invención propia sin darse cuenta que todo proviene del Gran Diseñador y que Él tiene en sus manos el tiempo exacto para que se desarrolle su voluntad.  Mientras la ciencia avanza, el conocimiento de Dios se rezaga, se deja a un lado porque el hombre se considera único e invencible.  Su mismo egoísmo no le deja ver sino solamente lo suyo y de esta manera se vuelve, “uno del montón”.
No me atrevería a afirmar abiertamente que estamos en los postreros días, Pablo lo dice en su epístola a los tesalonicenses: “Ahora bien, hermanos, ustedes no necesitan que se les escriba acerca de tiempos y fechas, porque ya saben que el día del Señor llegará como ladrón en la noche” y “Ustedes, … no están en la oscuridad para que ese día los sorprenda como un ladrón” (1 Tesalonicenses 5:1-2 y 4).  El mismo Señor Jesús afirmó lo siguiente al respecto: “Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Mateo 24: 36).  De una cosa sí estoy segura, y es que los tiempos que vivimos actualmente no son los mejores; son bien difíciles y cada día se pondrán peores.  De ahí la importancia y obligación de los cristianos de actuar acorde al mandato del Señor y llevar su mensaje de amor y reconciliación por donde quiera que vayamos, sea a tiempo o a destiempo; oportuno o inoportuno.  Pero la Palabra de Dios debe ser trasmitida para que muchos lleguen al arrepentimiento, conozcan de Dios, se salven y salgan del montón.
Nosotros que andamos en luz, no nos quedemos dormidos como los demás, vivamos en actitud alerta y en “sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación; pues Dios no nos destinó a sufrir el castigo sino a recibir la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”  (1 Tesalonicenses 5:8-9).  Así que mientras vivamos reflejemos siempre la luz de Cristo y esparzámosla en este mundo lleno de tinieblas.

Amado Señor: Una vez más, gracias por darnos una salvación tan grande.  No permitas que nos inquieten las cosas profanas que estamos viviendo porque sabemos que los tiempos son tuyos. Gracias por darnos la paz que sobrepasa todo entendimiento, mientras esperamos tu pronto regreso.                 

Un abrazo y bendiciones.                                                                                                                                                                             

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