Los sabios resplandecerán con el brillo de la bóveda celeste; los que instruyen a las multitudes en el camino de la justicia brillarán como las estrellas por toda la eternidad.Daniel 12:3.
Lectura diaria: Daniel
12:1-13. Versículo principal: Daniel 12:3.
REFLEXIÓN
Quizá a muchos les gustaría
brillar como estrellas del cine, del deporte, de la literatura o de cualquier
otra actividad donde se puedan admirar sus talentos.
El Señor Jesucristo vino para que nos acojamos bajo su luz y
permanentemente estemos brillando; Él nos llama a nosotros “La luz del mundo” y
nos dice: “Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las
buenas obras de ustedes” (Mateo 5:14 y 16).
Es difícil que una luz sea
colocada en lo bajo porque no podría desplegar sus destellos. De la misma manera, nosotros sin ser divas del cine o de la
televisión debemos estar siempre arriba con la cabeza bien en alto, porque nos corresponde expandir fulgurantes
resplandores como miembros de su reino.
Lo más hermoso es que no solo podemos regalar un poco de nuestra luz al
que está en tinieblas sino que además de eso, después en la eternidad vamos a
brillar con luz propia: “Entonces los justos brillarán en el reino de su padre
como el sol” (Mateo 13:43).
Cuando salimos de paseo al campo nos
extasiamos observando una noche resplandeciente de estrellas y envidiamos
entonces al astrónomo que vive embelesado observando a través de su telescopio
la admirable creación de puntos refulgentes que emergen en el cielo, tal vez,
sin saber que nosotros los sabios de entendimiento, los que tememos al Señor,
resplandeceremos con el brillo de la bóveda celeste y brillaremos como las
estrellas por toda la eternidad. Ya no brillaremos sobre aquellos que por la inmensa
luz de la ciudad no pueden observarnos porque simplemente estaremos en el
firmamento brillando con nuestra luz propia, la que nos ha dado el Señor por
caminar a su lado desplegando el esplendor que va en aumento hasta que llegue
el día de alcanzar completa plenitud en Él.
Señor: Mientras llega ese día,
permítenos ir resplandeciendo aquí en la tierra para que los que andan en
tinieblas puedan también aprovechar los rayos que emanan en nuestras vidas provenientes
de tu luz.
Un abrazo y bendiciones.
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