El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes.Deuteronomio 31: 8.
Lectura diaria: Deuteronomio
31:1-8. Versículo principal:
Deuteronomio 31:8.
REFLEXIÓN
El enemigo estará siempre
acechándonos como animal feroz o ave de rapiña que nos quiere despojar de todo
cuanto Dios nos ha dado. La promesa del
Señor no se hace esperar: siempre estará a nuestro lado; jamás nos dejará ni
abandonara, así que no hay que darle cabida a ese enemigo que nos afrenta
quitándonos la paz, sino hacerle frente.
A lo largo de la Biblia nos encontramos
con hombres valientes como Moisés, Josué, David, Daniel por nombrar algunos del
Antiguo Testamento y de todos ellos podemos recibir ejemplos de valor y confianza
en nuestro Dios. El profeta Daniel a
pesar de haber pasado por diferentes reinados durante la cautividad en
Babilonia, jamás desmayó ni dejó de orarle al Señor; por el contrario, ante
esas situaciones más doblaba sus rodillas al Dios del universo presentando ante
Él sus súplicas y quejas. Cuando fue víctima de envidias por los funcionarios
del rey Darío lo arrojaron al foso de los leones solamente por ser recto: “un
hombre digno de confianza” (Daniel 6:4), y que buscaba a Dios con dedicación
así se le presentaran los enemigos más poderosos y Dios lo respaldaba. “Cuando lo sacaron, no se le halló un solo
rasguño, pues Daniel confiaba en su Dios” (Daniel 6:23b). Su fe y su testimonio
de hombre integral permitieron que reyes como Nabucodonosor y Darío
reconocieran la grandeza de nuestro Dios Altísimo y soberano sobre todos los
reyes de la tierra.
Dios nos llama a vivir en
tranquilidad, a no preocuparnos por el mañana así tengamos al enemigo enfrente.
Más bien dice: “a ocuparse de sus propias responsabilidades y a trabajar con
sus propias manos. Para que por su modo de vivir se ganen el respeto de los no
creyentes, y no tengan que depender de nadie” (1 Tesalonicenses 4:11-12). Esto es lo que nos corresponde hacer: seguir
con la cabeza en alto e ir desarrollando lo pertinente de manera excelente.
El Señor permita que a pesar de
los problemas podamos disfrutar de paz y con nuestras actuaciones dar
testimonio en contra de tanta injusticia e insensibilidad con la que a diario
nos tropezamos, sabiendo que Él marcha al frente sin dejarnos ni abandonarnos.
Amado Dios y Señor nuestro:
Doblega nuestro corazón hacia ti para buscarte con el ahínco que mereces,
sabiendo que te complace ver a tus hijos en tu perfecta voluntad. Gracias por
el valor que nos infundes y porque te tenemos a ti, el Rey del universo quien
todo lo puede y nada se te escapa.
Un abrazo y bendiciones.
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