Respóndele al necio como se merece, para que no se tenga por sabio.Proverbios 26:5.
Lectura diaria: Proverbios
26:1-12. Versículo principal: Proverbios
26:5.
REFLEXIÓN
Los primeros doce versículos de
este capítulo hablan respecto al necio.
Cuántas veces no nos encontramos con un necio y quizá por aquello de “mejor
no meternos”, callamos y no le hacemos saber sobre su necedad. Ante esto, muy seguramente la persona insulsa
se considera sabia y su misma condición lo que hace es elevarle el ego: “Ni la
nieve es para el verano, ni la lluvia para la cosecha, ni los honores para el
necio” (v.1).
Si se tiene que lidiar con un
necio en el trabajo o en el mismo hogar, lo mejor es obrar de la forma totalmente
contraria a él, con demasiada sabiduría para no dejarnos enredar en sus
actitudes y palabras, y llegar a portarnos de igual manera: “No respondas al
necio según su necedad, o tú mismo pasarás por necio” (v. 5). El Señor ante los fariseos, saduceos y los jefes de los sacerdotes que se
acercaban a Él pero con doble intención, siempre les contestaba con firmeza y autoridad
y si era el caso con la misma Escritura que ellos decían que conocían tanto pero
que en realidad eran ciegos ante su verdad (Mateo 16:1-4 y 21:23-25).
Otro punto importante al
contender con esta clase de individuos en mi parecer es la prudencia. Se les dice de manera humilde lo que se les
tiene que decir y quizá se logre el objetivo que es hacerles caer en cuenta de
su proceder y salgan de su error. Hay
que entender que por ellos también vino a morir el Señor Jesucristo y que en
otra época actuábamos de igual modo: “En otro tiempo también nosotros éramos
necios y desobedientes" (Tito”3:3a); por consiguiente, “No se crean los
únicos que saben” (Romanos 12:16c); éramos exactamente iguales.
Teniendo esa convicción más bien exhortémoslos
con amor sabiendo que así como en nosotros el Señor ha hecho una obra total de
restauración, también lo puede lograr en ellos: “Y eso eran algunos de
ustedes. Pero ya han sido lavados, ya
han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor
Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11). Tal vez nos encontremos con algunos “Nicodemos”
que entiendan el nuevo nacimiento (Juan 3:1-13), y acepten al único capaz de
transformar un individuo: Al Señor Jesucristo.
Amado Jesús: Enséñanos a portarnos
excelentemente en medio de los necios, para que ellos conciban la sabiduría que
procede de ti y sean alcanzados también por tu misericordia y amor.
Un abrazo y bendiciones.
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