jueves, 26 de julio de 2012

Lidiar con sabiduría al necio


Respóndele al necio como se merece, para que no se tenga por sabio. 
Proverbios 26:5.

Lectura diaria: Proverbios 26:1-12.  Versículo principal: Proverbios 26:5.

REFLEXIÓN

Los primeros doce versículos de este capítulo hablan respecto al necio.  Cuántas veces no nos encontramos con un necio y quizá por aquello de “mejor no meternos”, callamos y no le hacemos saber sobre su necedad.  Ante esto, muy seguramente la persona insulsa se considera sabia y su misma condición lo que hace es elevarle el ego: “Ni la nieve es para el verano, ni la lluvia para la cosecha, ni los honores para el necio” (v.1).
Si se tiene que lidiar con un necio en el trabajo o en el mismo hogar, lo mejor es obrar de la forma totalmente contraria a él, con demasiada sabiduría para no dejarnos enredar en sus actitudes y palabras, y llegar a portarnos de igual manera: “No respondas al necio según su necedad, o tú mismo pasarás por necio” (v. 5).  El Señor ante los fariseos,  saduceos y los jefes de los sacerdotes que se acercaban a Él pero con doble intención, siempre les contestaba con firmeza y autoridad y si era el caso con la misma Escritura que ellos decían que conocían tanto pero que en realidad eran ciegos ante su verdad (Mateo 16:1-4 y 21:23-25). 
Otro punto importante al contender con esta clase de individuos en mi parecer es la prudencia.  Se les dice de manera humilde lo que se les tiene que decir y quizá se logre el objetivo que es hacerles caer en cuenta de su proceder y salgan de su error.  Hay que entender que por ellos también vino a morir el Señor Jesucristo y que en otra época actuábamos de igual modo: “En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes" (Tito”3:3a); por consiguiente, “No se crean los únicos que saben” (Romanos 12:16c); éramos exactamente iguales.
Teniendo esa convicción más bien exhortémoslos con amor sabiendo que así como en nosotros el Señor ha hecho una obra total de restauración, también lo puede lograr en ellos: “Y eso eran algunos de ustedes.  Pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11).  Tal vez nos encontremos con algunos “Nicodemos” que entiendan el nuevo nacimiento (Juan 3:1-13), y acepten al único capaz de transformar un individuo: Al Señor Jesucristo.

Amado Jesús: Enséñanos a portarnos excelentemente en medio de los necios, para que ellos conciban la sabiduría que procede de ti y sean alcanzados también por tu misericordia y amor.

Un abrazo y bendiciones.    

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