Yo mismo obedezco órdenes superiores y, además, tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace”.Lucas 7:8.
Lectura: Lucas
7:1-10. Versículo del día: Lucas 7:8.
MEDITACIÓN DIARIA
La autoridad es una
cadena de mando; tanto recibimos como damos órdenes. Siempre existirá alguien a quien tengamos que rendirle cuentas
de nuestras funciones o proceder. Nadie se manda solo a no ser que practique el
libertinaje. En la lectura no solo vemos la fe del centurión, sino que a través
de la historia entendemos el valor que tiene una autoridad. Además de esto,
Dios nos lo deja muy claro en su Palabra: “Todos deben someterse a las
autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que
las que existen fueron establecidas por él. Así que es necesario someterse a
las autoridades, no sólo para evitar el castigo sino también por razones de
conciencia” (Romanos 13:1 y 5). Fijémonos que dice: “por razones de conciencia”.
El soldado romano sabía
muy bien quién era Jesús y de hecho sin preguntarlo dos veces, con la razón enviada
de: “Pero con una sola palabra que digas, quedará sano mi siervo” (v. 7 en la
lectura), estaba reconociendo la superioridad de Jesús.
Reflexionemos sobre el
pasaje para ver si en realidad nos sometemos a las autoridades que tenemos o
nos falta obedecer. Por otro lado estoy convencida que la autoridad no se
impone, se gana. Y digo no se impone porque podemos caer fácilmente en la opresión.
También preguntémonos: ¿sabemos mandar o somos tiranos con los que están bajo
nuestro mando? Creo que el que sabe mandar, igualmente le sucede como al
centurión, sabe someterse.
Amado Señor: Gracias
por enseñarnos sobre lo que significa el mando y la obediencia en lo referente
a las autoridades. Queremos ser cumplidores de tu Palabra y no pasar por alto
lo que cada día nos enseñas, porque como cristianos también debemos dar
testimonio al mandar y al recibir órdenes de superiores.
Un abrazo y
bendiciones.
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