jueves, 29 de octubre de 2015

Sin merecerla compartes tu victoria con nosotros



Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. 
Isaías 53:5.


Lectura: Isaías 52:13-53:12.  Versículo del día: Isaías 53:5.

MEDITACIÓN DIARIA

En días pasados hablaba que del Señor no quedó con figura alguna porque fue molido por nuestros pecados. Aquí está precisamente el versículo y desde el final del capítulo 52 hasta el 53 de Isaías, el profeta mesiánico por excelencia, nos anunciaba ya con más de quinientos años lo que sería la pasión y muerte de nuestro Salvador.
Observemos y meditemos sobre unos apartes del mismo, para que entendamos lo que el Señor Jesús tuvo que afrontar solamente por amor a nosotros: “Muchos se asombraron de él, pues tenía desfigurado el semblante; ¡nada de humano tenía su aspecto!” (53:14); “No había en él belleza ni majestad alguna; su aspecto no era atractivo y nada en su apariencia lo hacía deseable”; “Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos”; “Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca”; “porque derramó su vida hasta la muerte, y fue contado entre los transgresores. Cargó con el pecado de muchos, e intercedió por los pecadores” (Isaías 53:2, 3b, 4 y 7). Lo he tomado directamente como dice la Palabra de Dios, para que no se dude de lo que significó su sufrimiento. Nadie, absolutamente nadie puede decir que es bueno y por él no murió el Señor. Es una mentira que Satanás hace creer a muchos precisamente para que renuncien al mensaje de salvación.
Pero gracias a Dios Padre que por amor al mundo, mandó a su propio Hijo para que en Él nosotros tengamos vida y vida eterna (Juan 3:16). “Después de su sufrimiento, verá la luz y quedará satisfecho; por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con las iniquidades de ellos” (53: 11). Los que hemos aceptado lo hecho por Jesús en el Calvario, no es que seamos buenos e inmaculados; es que ya hubo uno Grande que pagó con su sangre para justificarnos. El cielo estará lleno de pecadores, pero pecadores justificados con esa preciosa sangre.

Amado Señor Jesús: Lo que hiciste por nosotros no fue cualquier cosa; derramaste gota a gota tu sangre para darnos vida. No alcanzamos a comprender hasta dónde llegó tu sufrimiento porque nuestro entendimiento se queda corto sobre tanto daño hacia Ti. ¡Cómo no adorarte y enaltecerte Buen Jesús!  ¡Con razón Dios Padre te exaltó hasta sumo! Porque has triunfado sobre la muerte y tu victoria la compartes con nosotros que no la merecemos. ¡Gracias, muchas gracias mi Señor!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: