martes, 20 de octubre de 2015

Alabemos su Nombre por siempre




El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite! Él es mi protector y mi salvador. ¡Tú me salvaste de la violencia! 
2 Samuel 22:2-3.


Lectura: 2 Samuel 22:1-51.  Versículos del día: 2 Samuel 22:2-3.

MEDITACIÓN DIARIA

Solo cuando se siente atrapado en las garras de la muerte, es cuando reaccionamos y entendemos lo que hizo David al clamar a Dios para pedirle ayuda. En medio de la impotencia y el pánico que sentimos al vernos rodeados por la muerte, se disparan en nosotros una serie de sentimientos que nos confunden aún más, y solo nos queda igual, buscar a Dios para gemirle y pedirle auxilio porque nos vemos incapaces e insignificantes. Es ahí donde valoramos cuánto vale nuestra vida y apreciamos la salud como el mejor don que Dios nos pueda regalar.
¿Sí nos refugiamos en el Señor de tal manera que lo tenemos como la roca donde nos cimentamos y no tememos caer? ¡Bendita esperanza la de los cristianos! Tenemos al Dios que lo encierra todo solamente para cubrirnos y librarnos de cualquier mal. “¿Pues quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios?” (v. 32). Alabemos y ensalcemos su Nombre por siempre: “¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi roca! ¡Exaltado sea Dios mi Salvador!” (v. 47).

Amado Señor Jesús: Tú eres ese Dios que David exaltó y que has venido para que los que te conocemos también te engrandezcamos y te glorifiquemos, porque en nosotros del mismo modo realizas proezas incomparables. Muchas gracias buen Señor por estar siempre pendiente de todos los asuntos en cada una de las áreas de nuestra vida. ¡Te amamos Señor! ¡Eres nuestro escudo, nuestro refugio, nuestro amparo, fuerza y poder!

Un abrazo y bendiciones.

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