El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite! Él es mi protector y mi salvador. ¡Tú me salvaste de la violencia!2 Samuel 22:2-3.
Lectura: 2 Samuel 22:1-51. Versículos del día: 2 Samuel 22:2-3.
MEDITACIÓN DIARIA
Solo cuando se siente
atrapado en las garras de la muerte, es cuando reaccionamos y entendemos lo que
hizo David al clamar a Dios para pedirle ayuda. En medio de la impotencia y el
pánico que sentimos al vernos rodeados por la muerte, se disparan en nosotros
una serie de sentimientos que nos confunden aún más, y solo nos queda igual,
buscar a Dios para gemirle y pedirle auxilio porque nos vemos incapaces e
insignificantes. Es ahí donde valoramos cuánto vale nuestra vida y apreciamos
la salud como el mejor don que Dios nos pueda regalar.
¿Sí nos refugiamos en
el Señor de tal manera que lo tenemos como la roca donde nos cimentamos y no
tememos caer? ¡Bendita esperanza la de los cristianos! Tenemos al Dios que lo
encierra todo solamente para cubrirnos y librarnos de cualquier mal. “¿Pues
quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios?” (v. 32).
Alabemos y ensalcemos su Nombre por siempre: “¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi
roca! ¡Exaltado sea Dios mi Salvador!” (v. 47).
Amado Señor Jesús: Tú
eres ese Dios que David exaltó y que has venido para que los que te conocemos
también te engrandezcamos y te glorifiquemos, porque en nosotros del mismo modo
realizas proezas incomparables. Muchas gracias buen Señor por estar siempre
pendiente de todos los asuntos en cada una de las áreas de nuestra vida. ¡Te
amamos Señor! ¡Eres nuestro escudo, nuestro refugio, nuestro amparo, fuerza y
poder!
Un abrazo y bendiciones.
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