miércoles, 28 de octubre de 2015

Nuestro templo bien construido y adornado para el Rey




Los cimientos del templo del Señor se habían echado en el mes de zif del cuarto año del reinado de Salomón, y en el mes de bul del año undécimo, es decir, en el mes octavo de ese año, se terminó de construir el templo siguiendo al pie de la letra todos los detalles del diseño. 
1 Reyes 6:37-38.

Lectura: 1 Reyes 6:1-39.  Versículos del día: 1 Reyes 6:37-38.

MEDITACIÓN DIARIA

Salomón construyó para el Señor un hermoso templo “siguiendo al pie de la letra todos los detalles del diseño”. El templo se convirtió en un sitio muy especial para el pueblo de Dios en la antigüedad, pues el Señor habitaba allí. Ahora, después de la venida del Señor Jesucristo ya no son importantes las construcciones materiales; significan mucho más las espirituales. Al aceptar lo hecho por Jesús en la cruz por nosotros y su muerte, ya tenemos acceso al lugar Santísimo porque es directamente el Señor morando en nuestras vidas. Cada uno de nosotros nos convertimos en ese templo. “¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?  Si alguno destruye el templo de Dios, él mismo será destruido por Dios; porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo” (1 Corintios 3:16-17).
Salomón se esmeró para que el templo material quedara excelente para presentárselo a Dios y tener su aprobación. Valdría la pena revisar nuestras vidas y examinarnos para ver si nuestro templo se está construyendo de igual manera como para lucirlo también delante de nuestro amado Señor. “Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” (2 Corintios 6:16). Miremos lo que nos dice la Escritura respecto a esa construcción que a diario vamos llevando a cabo: “También ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo” (1 Pedro 2:5). Y así como Salomón dedicó el templo al Señor, igual dediquémosle nuestro templo bien construido y adornado, al Rey de nuestra vida, Amo y Señor por siempre.

Amado Señor: Queremos edificar nuestro templo de tal modo que te enorgullezcas de él. Enséñanos a seguir levantándonos en lo que dice tu Palabra ya que el fundamento principal sobre el que construimos nuestro templo eres Tú mismo.  Que tu mensaje de salvación sea el motor para continuar la labor que empezaste en cada uno de nosotros sobreedificando con la sabiduría y el discernimiento dados, y presentarte una obra digna de un buen obrero tuyo. ¡Gracias bendito Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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