—¡He pecado contra el Señor! —reconoció David ante Natán. —El Señor ha perdonado ya tu pecado, y no morirás —contestó Natán—. 14 Sin embargo, tu hijo sí morirá, pues con tus acciones has ofendido al Señor.2 Samuel 12:13-14.
Lectura: 2 Samuel
12:1-25. Versículos del día: 2 Samuel
12:13-14.
MEDITACIÓN DIARIA
Esta fue la
consecuencia del pecado de David, cuando no solo adulteró con la esposa de su
soldado Urías, sino que además de eso confabuló un plan para que lo matasen en
la guerra (1 Samuel 11).
El ser humano piensa
que puede pecar y pecar y que a nadie tiene que darle cuenta de sus acciones.
Claro, como está separado de Dios; para él todo es normal y no discierne sus
faltas como debiera hacerlo. Pero Dios no se queda con nada guardado. Si la
persona se arrepiente y lo confiesa, Dios es justo para perdonarla como en el
caso de David pero las consecuencias llegarán. Una cosa es recibir el perdón y
otra muy distinta cargar con las secuelas. David recibió el perdón: “Sin
embargo, tu hijo sí morirá, pues con tus acciones has ofendido al Señor”. El
niño que nacería de ese adulterio, murió.
Muchas son las veces
que se culpa a Dios y se reniega contra Él. En vez de asumir esta actitud, se
debería tomar conciencia del modo de vida que se está llevando y pedirle al
Espíritu Santo que muestre las transgresiones para que ante todo, se reciba el
perdón de Dios. “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos
los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9). Miremos que el versículo
dice: ‘nos los perdonará y nos limpiará’; por lo cual es importante acudir a la limpieza total; es
decir a no dejar raíces ni rastros de ese pecado en la vida. De ahí que es
importante acudir a la sanidad espiritual. Perdón y limpieza total, necesarias
para obtener restauración.
Amado Señor: Gracias
porque si pecamos, tenemos en Ti, redención de pecados. Gracias porque cargaste
con todos ellos sin merecerlo, solamente por venir a darnos vida contigo. Te
pedimos que nos enseñes a través de tu Santo Espíritu a discernir nuestras faltas
de tal manera que sintamos el dolor de haberte ofendido. Gracias Señor porque
no solamente nos perdonas sino que nos limpias para no caer rutinariamente en
lo mismo. ¡Te alabamos Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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