domingo, 11 de octubre de 2015

Perdón y limpieza para recibir restauración




—¡He pecado contra el Señor! —reconoció David ante Natán. —El Señor ha perdonado ya tu pecado, y no morirás —contestó Natán—. 14 Sin embargo, tu hijo sí morirá, pues con tus acciones has ofendido al Señor. 
2 Samuel 12:13-14.


Lectura: 2 Samuel 12:1-25.  Versículos del día: 2 Samuel 12:13-14.

MEDITACIÓN DIARIA

Esta fue la consecuencia del pecado de David, cuando no solo adulteró con la esposa de su soldado Urías, sino que además de eso confabuló un plan para que lo matasen en la guerra (1 Samuel 11).
El ser humano piensa que puede pecar y pecar y que a nadie tiene que darle cuenta de sus acciones. Claro, como está separado de Dios; para él todo es normal y no discierne sus faltas como debiera hacerlo. Pero Dios no se queda con nada guardado. Si la persona se arrepiente y lo confiesa, Dios es justo para perdonarla como en el caso de David pero las consecuencias llegarán. Una cosa es recibir el perdón y otra muy distinta cargar con las secuelas. David recibió el perdón: “Sin embargo, tu hijo sí morirá, pues con tus acciones has ofendido al Señor”. El niño que nacería de ese adulterio, murió.
Muchas son las veces que se culpa a Dios y se reniega contra Él. En vez de asumir esta actitud, se debería tomar conciencia del modo de vida que se está llevando y pedirle al Espíritu Santo que muestre las transgresiones para que ante todo, se reciba el perdón de Dios. “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9). Miremos que el versículo dice: ‘nos los perdonará y nos limpiará’; por lo cual  es importante acudir a la limpieza total; es decir a no dejar raíces ni rastros de ese pecado en la vida. De ahí que es importante acudir a la sanidad espiritual. Perdón y limpieza total, necesarias para obtener restauración.

Amado Señor: Gracias porque si pecamos, tenemos en Ti, redención de pecados. Gracias porque cargaste con todos ellos sin merecerlo, solamente por venir a darnos vida contigo. Te pedimos que nos enseñes a través de tu Santo Espíritu a discernir nuestras faltas de tal manera que sintamos el dolor de haberte ofendido. Gracias Señor porque no solamente nos perdonas sino que nos limpias para no caer rutinariamente en lo mismo. ¡Te alabamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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