¡Qué grande eres, Señor omnipotente! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios.2 Samuel 7:22.
Lectura: 2 Samuel 7:1-29. Versículo del día: 2 Samuel 7:22.
MEDITACIÓN DIARIA
David se enternece y quebranta al
escuchar de labios del profeta Natán lo que el Señor tenía preparado para él y
su descendencia (vv. 8-17). ¡Qué oración tan bella! (vv. 18-29). Definitivamente solo podía
salir de un corazón conforme al de Dios. Creo que a esto tenemos que llegar
todos: a entender la bondad de nuestro Dios y callar incluso muchas veces,
dándole paso a que sea el mismo Señor consintiéndonos, hablándonos y
murmurándonos muy quedo porque somos especiales para Él. Ahí es donde comprendemos
por qué nos cuida como a la niña de sus ojos, escondiéndonos bajo la sombra de
sus alas (Salmo 17:8). Ahí es donde comprendemos también que nos buscó hasta
encontrarnos: “Lo atraje con cuerdas de ternura, lo atraje con lazos de amor. Le
quité de la cerviz el yugo, y con ternura me acerqué para alimentarlo” (Oseas
11:4). Entendemos que nadie podrá arrebatarnos de su mano (Juan 10:28), ni separarnos
de su inmenso amor (Romanos 8:38-39). Todo esto porque nos ama de tal modo que
nadie jamás lo hará igual.
Amado Señor: Queremos
dejar toda nuestra vida ante Ti. En verdad no tenemos palabras para expresarte
todo lo que en realidad eres y agradecerte por tanta bondad y amor derramados
sin merecerlo. No somos nada ni nadie y sin embargo has volteado los ojos para
mirarnos dulcemente, para hablarnos y atraernos con cuerdas de ternura. ¿Cómo
no agradecerte mi Señor? ¿Cómo no decirte que eres inigualable? Que hemos
aprendido igual que David que no hay nadie como Tú, y que aparte de Ti no hay
Dios. ¡Grande eres Tú Señor! Gracias mi Señor, Dios Rey Soberano y Pastor
incomparable.
Un abrazo y
bendiciones.
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