viernes, 23 de octubre de 2015

Con la mirada puesta en la gloria futura




Jesús le respondió: Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios. 
Lucas 9:62.


Lectura: Lucas 9:57-62.  Versículo del día: Lucas 9:62.

MEDITACIÓN DIARIA

Al aceptar al Señor Jesús en nuestras vidas, también aceptamos lo que dice su Palabra y las reglas que nos da para vivirla de una manera excelente. Y si empezamos esta nueva vida, no debemos retroceder porque en primer lugar sería como decirle al Señor que poco nos importó su sacrificio y por otro, nos convertimos en irresponsables en la orden de la Gran Comisión. Tenemos la responsabilidad de compartir su mensaje de salvación y de ayudar a otros a levantarse en el Evangelio. No es fácil; el mismo apóstol Pablo, confiesa que aún no lo ha logrado; pero hace algo muy importante: se olvida de lo que queda atrás y se esfuerza  por continuar sin desmayar, con la bendita esperanza de que ganará el premio ofrecido por Dios (Filipenses 3:13-14).
El mirar atrás no nos deja nada bueno; en Isaías también se nos dice: “Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado” (Isaías 48:18). Esto no está escrito porque sí; es porque Dios sabe cómo es el corazón del hombre y qué fácil le queda dejarse llevar por los recuerdos y sentimientos que en últimas vienen a hacerle más daño que bien. Los tres casos narrados en la lectura, nos muestra que la vida cristiana no es por sentimientos, sino por fe. Y como siempre lo recalco: Hay que insistir, persistir y no desistir.

Amado Señor: Si Tú mismo ya olvidaste nuestro pasado, no permitas que nosotros lo estemos recordando y demos marcha hacia atrás. Queremos persistir contigo hasta el final cogidos de tu mano bondadosa y fiel. Gracias porque nos enseñas a vivir en el presente teniendo como meta la gloria futura. ¡Tú eres Grande Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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