sábado, 24 de octubre de 2015

Créele y anímate a adorarlo




Vengan, postrémonos reverentes, doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor. 
Salmo 95:6.


Lectura: Salmo 95:1-11.  Versículo del día: Salmo 95:6.

MEDITACIÓN DIARIA

¿Por qué debemos postrarnos reverentes ante nuestro Dios? El versículo siguiente nos da la respuesta: “Porque él es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado; ¡somos un rebaño bajo su cuidado!” (v. 7). Cuando aceptamos al Señor Jesús en nuestras vidas, lo estamos tomando como nuestro Dios y Rey; lo estamos reconociendo por lo que Él es, y nos convertimos en su pueblo adquirido, en su nación santa (1 Pedro 2:9) y entramos a formar parte de su amado redil. Por todo esto, somos nosotros quienes debemos de rendirle el culto de adoración que nuestro Dios merece. Es en el nombre de Jesús que se doblará toda rodilla en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre (Filipenses 2:10-11).
Quizá muchas veces has oído hablar de Jesús de Nazaret, pero nunca lo has tomado para ti. Lo ves como un Dios lejano o simplemente como nos lo muestran en un crucifijo: colgado de una cruz pero con rasgos de hombre. Déjame decirte que de Él no quedó figura alguna porque fue molido por nuestros pecados. Sí; los tuyos, los míos y los de toda la humanidad. Hoy puede ser el día elegido; no endurezcas más tu corazón (v. 7d en la lectura).  Si todavía dudas que Jesús es el Señor, te invito a que le sigas; seguro que no te defraudará. El Señor restaurará tu vida y sanará todas las heridas que te tengan maltratado. ¡Créele! El vino a darte vida y vida eterna. ¡Anímate! Serás parte de su manada pequeña y podrás con toda libertad entrar a sus atrios con himnos de alegría y cantos de adoración.

Amado Señor: Te doy gracias por las personas que están leyendo este devocional y no te conocen como Señor y Salvador. Yo te ruego mi Señor, que seas Tú, a través de tu Santo Espíritu convenciéndolas de pecado y de la necesidad que tienen de tenerte como el Dios sentado en el trono de sus vidas. Gracias por todos ellos buen Pastor, Maestro y Amigo incomparable. ¡Te amamos y adoramos porque eres el más Grande e inigualable Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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