La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud.Proverbios 4:18.
Lectura: Proverbios
4:10-27. Versículo del día: Proverbios
4:18
MEDITACIÓN DIARIA
Hay versículos en la
Biblia que por alguna razón los tenemos como preferencia y este es uno de
ellos. Es difícil pasar por alto esta comparación ya que antes de conocer al
Señor poco o nada nos interesábamos por agradarle. Hacíamos las cosas porque
sí, o porque esas eran las reglas tradicionales, pero en el fondo del corazón
no existía ese deseo anhelante de querer mejorar con cada nuevo amanecer.
Ante Dios somos justos;
no porque en realidad lo seamos: Él, en su infinita misericordia nos ha
justificado desde el momento en que aceptamos a Jesús como Señor y Salvador
personal, reconociendo su sacrificio como expiación, y que su bendita sangre
derramada en la cruz nos limpia de todo pecado. Siempre he dicho que el cielo
estará lleno de pecadores pero de pecadores arrepentidos, justificados por la
sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios. Entonces con Él, empezamos una nueva
vida que va creciendo y aumentando su esplendor a medida que van pasando los
años. Sé de antemano que durante ese día pueden llegar ráfagas de calor como
también de frío intenso. Incluso nos azotan vendavales y tormentas que tratan
de desestabilizarnos, pero al final vuelve la calma nuevamente, trayéndonos la
tranquilidad y el sosiego que necesitamos.
Sí, nuestra vida es ese
día lleno de ímpetus sobrecargado de alegrías y tristezas pero que bien, sobre
el ocaso del sol, podemos vislumbrarlo con los ojos de Dios y darle gracias por
permitirnos llegar hasta ahí para contarlo.
Amado Señor: Muchas
gracias porque ni el frío de la mañana, ni el intenso calor del medio día nos
han alejado de Ti. Gracias porque entiendes que la noche en ocasiones es muy
densa y desolada pero siempre estás presente a nuestro lado para brindarnos tu
calor y abrigo; y si es el caso, bien entrada ya, envolvernos en tu manto y
llevarnos a tu refugio seguro. ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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