Dios nos tenga compasión y nos bendiga; Dios haga resplandecer su rostro sobre nosotros, para que se conozcan en la tierra sus caminos, y entre todas las naciones su salvación.Salmo 67:1-2.
Lectura: Salmo
67:1-7. Versículos del día: Salmo
67:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
Ahora casi no entro a
Facebook sino para ver los cumpleaños y enviar un mensaje al respecto. Sin
embargo, en estos días vi que alguien compartió que el presidente de Guatemala declaró
a Jesucristo como Señor de esa nación, lo cual me llenó de alegría y de
admiración, mientras pensaba y deseaba que en mi amada Colombia sucediese lo
mismo.
Creo que no sería algo difícil
de alcanzar si en verdad el pueblo de Dios, que ahora somos muchos en mi país,
nos uniéramos en oración a clamar por la paz. Si fuéramos conscientes de lo que
significa ser cristianos y actuáramos integralmente en todas las áreas de
nuestra vida, podríamos lograr ese objetivo: “si mi pueblo, que lleva mi
nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo
escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra” (2
Crónicas 7:14). No podemos esperar a que lo hagan los otros; es a nosotros, los
convertidos que llevamos el nombre del Señor a los que nos corresponde orar,
buscarlo y abandonar la mala conducta para que el Señor escuche y esta tierra
sea restaurada. Ese es el compromiso que considero, el llamado pueblo de Dios
tiene con nuestra nación.
Es un deber, una
obligación no solo por nosotros sino por las generaciones que vienen, dejar de
hablar y criticar, y más bien unirnos en oración a clamarle al Señor de la
gloria que nos tenga compasión y nos bendiga. “La tierra dará entonces su
fruto, y Dios, nuestro Dios, nos bendecirá” (v. 6 en la lectura).
Amado Señor Jesús: Hoy
en nombre de todo el pueblo colombiano, te pedimos perdón por la injustica, la
violencia y corrupción que por tantos años se ha practicado en esta tierra. Permite
que la luz tuya haga resplandecer nuestros rostros para que en cada rinconcito
de nuestra amada patria, se escuche de Ti y los corazones de gobernantes,
fuerza pública, desplazados, alzados en armas y ciudadano del común te conozca
y sea regenerado con tu Santo Espíritu. Gracias Señor por esta, que también es
tu tierra; la declaramos por fe completamente rendida a tus pies. ¡Gracias buen
Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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