El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes.Deuteronomio 31:8.
Lectura: Deuteronomio
31:1-8. Versículo del día: Deuteronomio
31:8.
MEDITACIÓN DIARIA
La vida está llena de
decisiones que tenemos que tomar queramos o no, por el bien de los nuestros y el
propio también. Cuando la decisión exige un cambio total genera zozobra, incertidumbre,
nerviosismo pero también expectativa por lo que pueda venir, confianza,
esperanza y anhelo de un futuro mejor. Gracias a Dios que lo tenemos a Él, y
sus promesas son como agua que fluye en el oasis de nuestra vida, llenándonos
de paz, tranquilidad y sosiego.
Es gratificante saber
que donde quiera que vayamos, el Señor irá al frente tomándonos de su mano
para que sintamos su protección y no nos desanimemos. Es nuestro deber creerle y
obedecer la orden de Josué 1:9 de ser fuertes y valientes sin temor alguno ni
desfallecer. El Señor nos llevará por sendas de justicia, derramará su Santo
Espíritu sobre nosotros para que discernamos los obstáculos que se nos
presenten y nos guíe. Y personalmente, si hay una promesa que me dé tranquilidad,
es que me dice con todo su amor: “Marcharé al frente de ti, y allanaré las
montañas; haré pedazos las puertas de bronce y cortaré los cerrojos de hierro. Te
daré los tesoros de las tinieblas, y las riquezas guardadas en lugares
secretos, para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llama
por tu nombre” (Isaías 45:2-3). Sí, mi buen Dios está ahí para decirme: —Dora, no temas no te dejaré ni te
abandonaré —. Hoy más que nunca
creo que es el tiempo en que se cumplirá lo prometido hace años cuando
estábamos en medio del desierto: “Yo les compensaré a ustedes por los años en
que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra ustedes: las
grandes, las pequeñas, las larvas y las orugas” (Joel 2:25). Lo que no sabía era el modo cómo el Señor
movería sus fichas para culminar el juego y darnos la victoria en un nuevo
amanecer.
Amado Señor: Mi oración
bendito Señor es que nunca nos alejemos de Ti; que nos mantengamos firmes y
nuestra conducta sea intachable para agradarte como lo mereces. ¡Gracias,
muchas gracias buen Dios! Así seamos
tardos para entender y tercos para escuchar, Tú sigues siendo fiel porque jamás
cambias tus promesas, ni te olvidas de ellas.
Un abrazo y
bendiciones.
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