domingo, 12 de julio de 2015

Victoria en el nuevo amanecer




El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes. 
Deuteronomio 31:8.


Lectura: Deuteronomio 31:1-8.  Versículo del día: Deuteronomio 31:8.

MEDITACIÓN DIARIA

La vida está llena de decisiones que tenemos que tomar queramos o no, por el bien de los nuestros y el propio también. Cuando la decisión exige un cambio total genera zozobra, incertidumbre, nerviosismo pero también expectativa por lo que pueda venir, confianza, esperanza y anhelo de un futuro mejor. Gracias a Dios que lo tenemos a Él, y sus promesas son como agua que fluye en el oasis de nuestra vida, llenándonos de paz, tranquilidad y sosiego.
Es gratificante saber que donde quiera que vayamos, el Señor irá al frente tomándonos de su mano para que sintamos su protección y no nos desanimemos. Es nuestro deber creerle y obedecer la orden de Josué 1:9 de ser fuertes y valientes sin temor alguno ni desfallecer. El Señor nos llevará por sendas de justicia, derramará su Santo Espíritu sobre nosotros para que discernamos los obstáculos que se nos presenten y nos guíe. Y personalmente, si hay una promesa que me dé tranquilidad, es que me dice con todo su amor: “Marcharé al frente de ti, y allanaré las montañas; haré pedazos las puertas de bronce y cortaré los cerrojos de hierro. Te daré los tesoros de las tinieblas, y las riquezas guardadas en lugares secretos, para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llama por tu nombre” (Isaías 45:2-3). Sí, mi buen Dios está ahí para decirme: Dora, no temas no te dejaré ni te abandonaré. Hoy más que nunca creo que es el tiempo en que se cumplirá lo prometido hace años cuando estábamos en medio del desierto: “Yo les compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra ustedes: las grandes, las pequeñas, las larvas y las orugas” (Joel 2:25).  Lo que no sabía era el modo cómo el Señor movería sus fichas para culminar el juego y darnos la victoria en un nuevo amanecer.

Amado Señor: Mi oración bendito Señor es que nunca nos alejemos de Ti; que nos mantengamos firmes y nuestra conducta sea intachable para agradarte como lo mereces. ¡Gracias, muchas gracias buen Dios!  Así seamos tardos para entender y tercos para escuchar, Tú sigues siendo fiel porque jamás cambias tus promesas, ni te olvidas de ellas.

Un abrazo y bendiciones.

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