Pero debes saber que, si no obedeces al Señor tu Dios ni cumples fielmente todos sus mandamientos y preceptos que hoy te ordeno, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones.Deuteronomio 28:15.
Lectura del día:
Deuteronomio 28:15-68. Versículo del
día: Deuteronomio 28:15.
MEDITACIÓN DIARIA
A veces tengo la
impresión que en las congregaciones se habla mucho de las bendiciones que el
Señor nos ofrece, pero muy poco de las maldiciones que también vendrán por no
ser fieles al cumplir sus mandatos.
Todo tiene una
consecuencia: buena si obramos rectamente; y mala si nuestro proceder es
deshonesto e indigno. Nosotros mismos nos labramos el bien o el mal. Dios se
encarga de mostrarnos lo que nos lleva a la salvación y también nos alerta
sobre lo que nos dirige hacia la perdición. Si tenemos oídos abiertos para
dejarnos conducir por el camino del bien, aprenderemos a obedecer a nuestro
Dios y nos libraremos de muchas calamidades. Es importante tener en cuenta todo
lo que nos dice el Señor a través de la lectura de hoy. Fijémonos que para la
obediencia nos lo da a conocer en los primeros catorce capítulos mientras que
para la desobediencia se toma los cincuenta y cuatro restantes. Y es que lo que
está escrito no es fácil; es dura Palabra. Veamos algunos de ellos: “El Señor
enviará contra ti maldición, confusión y fracaso en toda la obra de tus manos,
hasta que en un abrir y cerrar de ojos quedes arruinado y exterminado por tu
mala conducta y por haberme abandonado” (v. 20); “El Señor te hará sufrir de
locura, ceguera y delirio. En pleno día andarás a tientas, como ciego en la
oscuridad. Fracasarás en todo lo que hagas; día tras día serás oprimido; te
robarán y no habrá nadie que te socorra” (vv. 28-29).
No tenemos excusa: a lo
largo de toda su Palabra, Dios nos previene: “¡Ay del malvado, pues le irá mal!
¡Según la obra de sus manos se le pagará!” (Isaías 3:11); “Porque Dios pagará a
cada uno según lo que merezcan sus obras. Él dará vida eterna a los que, perseverando en
las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad. Pero los que por egoísmo rechazan la verdad
para aferrarse a la maldad, recibirán el gran castigo de Dios. Habrá sufrimiento y angustia para todos los
que hacen el mal, los judíos primeramente, y también los gentiles” (Romanos
3:7-9).
Revisemos nuestro andar
antes de quejarnos. Si estamos pasando duras pruebas que nos conducen de un
desierto a otro, sería muy conveniente que leyéramos con detenimiento este
capítulo y ver en qué se está fallando para pedir perdón a Dios y volvernos por
el camino correcto.
Amado Señor: Gracias
porque toda tu Palabra es verdadera y fiel. Gracias porque nos enseñas a caminar
rectamente, aunque a veces queremos ser nuestros propios jefes y nos olvidamos
de cumplir tus mandatos. ¡Perdónanos por ello Señor! Gracias porque te tenemos
cerca y podemos acudir a Ti cuando caemos y por tu infinita misericordia y amor,
nos limpias y lavas de todo pecado. ¡Gracias buen Dios!
Un abrazo y
bendiciones.
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