jueves, 9 de julio de 2015

Revisemos nuestro andar




Pero debes saber que, si no obedeces al Señor tu Dios ni cumples fielmente todos sus mandamientos y preceptos que hoy te ordeno, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones. 
Deuteronomio 28:15.


Lectura del día: Deuteronomio 28:15-68.  Versículo del día: Deuteronomio 28:15.

MEDITACIÓN DIARIA

A veces tengo la impresión que en las congregaciones se habla mucho de las bendiciones que el Señor nos ofrece, pero muy poco de las maldiciones que también vendrán por no ser fieles al cumplir sus mandatos.
Todo tiene una consecuencia: buena si obramos rectamente; y mala si nuestro proceder es deshonesto e indigno. Nosotros mismos nos labramos el bien o el mal. Dios se encarga de mostrarnos lo que nos lleva a la salvación y también nos alerta sobre lo que nos dirige hacia la perdición. Si tenemos oídos abiertos para dejarnos conducir por el camino del bien, aprenderemos a obedecer a nuestro Dios y nos libraremos de muchas calamidades. Es importante tener en cuenta todo lo que nos dice el Señor a través de la lectura de hoy. Fijémonos que para la obediencia nos lo da a conocer en los primeros catorce capítulos mientras que para la desobediencia se toma los cincuenta y cuatro restantes. Y es que lo que está escrito no es fácil; es dura Palabra. Veamos algunos de ellos: “El Señor enviará contra ti maldición, confusión y fracaso en toda la obra de tus manos, hasta que en un abrir y cerrar de ojos quedes arruinado y exterminado por tu mala conducta y por haberme abandonado” (v. 20); “El Señor te hará sufrir de locura, ceguera y delirio. En pleno día andarás a tientas, como ciego en la oscuridad. Fracasarás en todo lo que hagas; día tras día serás oprimido; te robarán y no habrá nadie que te socorra” (vv. 28-29).
No tenemos excusa: a lo largo de toda su Palabra, Dios nos previene: “¡Ay del malvado, pues le irá mal! ¡Según la obra de sus manos se le pagará!” (Isaías 3:11); “Porque Dios pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras.  Él dará vida eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad.  Pero los que por egoísmo rechazan la verdad para aferrarse a la maldad, recibirán el gran castigo de Dios.  Habrá sufrimiento y angustia para todos los que hacen el mal, los judíos primeramente, y también los gentiles” (Romanos 3:7-9).
Revisemos nuestro andar antes de quejarnos. Si estamos pasando duras pruebas que nos conducen de un desierto a otro, sería muy conveniente que leyéramos con detenimiento este capítulo y ver en qué se está fallando para pedir perdón a Dios y volvernos por el camino correcto.

Amado Señor: Gracias porque toda tu Palabra es verdadera y fiel. Gracias porque nos enseñas a caminar rectamente, aunque a veces queremos ser nuestros propios jefes y nos olvidamos de cumplir tus mandatos. ¡Perdónanos por ello Señor! Gracias porque te tenemos cerca y podemos acudir a Ti cuando caemos y por tu infinita misericordia y amor, nos limpias y lavas de todo pecado. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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