martes, 21 de julio de 2015

Todas sus buenas dádivas son los bienes para administrar




Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible. 
Marcos 10:27.


Lectura: Marcos 10:17-31.  Versículo del día: Marcos 10:27.

MEDITACIÓN DIARIA

Estas fueron las palabras con las que el Señor les respondió a sus discípulos después de su encuentro con un joven rico. Como tenía tantas riquezas este muchacho se fue triste por la respuesta dada por el Señor. Jesús les dice entonces: “Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! —repitió Jesús—.  Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios” (vv. 24-25).  Ellos no entendieron la comparación y se preguntaban entre sí, ¿quién entonces podría ser salvo? Para Dios no existen los imposibles y Él puede cambiar el corazón aferrado a las posesiones y riquezas, por un corazón dispuesto a tenerlo en el primer lugar como debe ser y dejar sus bienes en sus manos.
No podemos menospreciar al Señor en ninguna área de nuestra vida porque si nos damos cuenta, nada de lo que aquí poseemos es en realidad nuestro. Ni nuestro cuerpo ni nuestra vida nos pertenecen, como tampoco nuestro cónyuge o hijos. Somos simplemente administradores de todo lo que por su infinita bondad nos ha regalado y nos corresponde multiplicar esos bienes porque llegará el día en que tendremos que rendirle cuentas a nuestro Amo y Señor. Digo esos bienes teniendo presente que  un bien es un regalo o don que lo encierra todo: vida, esposo(a), hijos, salud, bienestar, paz, salvación, etc. Todas sus buenas dádivas son los bienes que ha puesto en nuestras manos, para el cuidado e incluso multiplicación. Preguntémonos si a conciencia somos buenos administradores de ellos. Si lo somos, vamos a permitirle al Señor engrandecer su poder en lo que nos parece imposible de realizar.

Amado Señor: Te rogamos que quites de nuestra mente y boca, el mi posesivo que siempre tenemos a flor de labios. Queremos entender que todo lo nuestro es tuyo y que nada nos pertenece. Comprender que por tu infinita bondad has puesto a nuestro guarda infinidad de bienes, lo cuales tenemos que aprender a administrar bajo tus reglas. Queremos seguirte buen Señor; no permitas que el mundo y sus atracciones nos alejen de tu lado. ¡Gracias buen Dios por escuchar nuestra oración!
Un abrazo y bendiciones,
Dora C.

No hay comentarios: