lunes, 20 de julio de 2015

¡Mi vida entera ha estado en sus manos!



Tú, Soberano Señor, has sido mi esperanza; en ti he confiado desde mi juventud. 
Salmo 71:5.


Lectura: Salmo 71:1-24.  Versículo del día: Salmo 71:5.

MEDITACIÓN DIARIA

Personalmente considero que en el momento de recibir al Señor en nuestro corazón, no sabemos exactamente cómo irá a ser nuestra nueva vida con Él. Creo que aparte de estar gozando plenamente ese primer amor con el Señor, todavía no entendemos hacia dónde dirigirá nuestros pasos. Lo cierto es que lo recibimos por fe como dice su Palabra. Una fe que con el tiempo va creciendo y vamos aprendiendo poco a poco (por las buenas o por las malas), a entender qué es lo que demanda de nosotros y a cumplir su voluntad.
Cada nuevo amanecer se convierte en una nueva expectativa; y cuando nos desviamos del camino el Señor como buen Padre que es, nos reprende y disciplina. Disciplina que en ocasiones siendo sinceros, nos es difícil aceptar. Pero así es. Con el tiempo juzgamos igual que les sucede a los hijos cuando crecen, que lo necesitábamos porque de lo contrario los golpes hubiesen sido más fuertes. Tendremos unos días en completa paz y otros no tanto. Lo hermoso de todo este andar es saber que como decía en el devocional de ayer, el Señor no se queda quieto en la adversidad, y siempre nos tiende su mano portentosa en el momento justo; no solamente para demostrarnos su poder sino con el fin también, de que aprendamos a proclamarlo como el Soberano y Majestuoso Dios que es: “Tú, oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y aún hoy anuncio todos tus prodigios” (v. 17).
Sí, es una ventaja conocer al Señor desde la juventud; y lo será mayor si ha sido desde el vientre materno. Personalmente puedo decir como el Salmista: “Para muchos, soy motivo de asombro, pero tú eres mi refugio inconmovible” (v. 7).  Precisamente por eso, he podido ahora reconocer y proclamar su gloria. ¡Mi vida entera ha estado en sus manos!

Amado Señor: Mi oración es que no permitas que me separe de Ti aun en mi vejez y que esas canas sean más bien el símbolo del amor, la misericordia y poder conque me has mirado. Que me permitas vivir hasta que mi generación venidera conozca tu grandeza y soberanía. ¡Gracias buen Dios! ¡Eres Inigualable mi Señor!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: