Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir. El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor!Job 1:21.
Lectura: Job
1:1-22. Versículo del día: Job 1:21.
MEDITACIÓN DIARIA
Job nos deja una muy
buena lección: a pesar de la adversidad que le llegó de un momento a otro, no
reniega contra Dios ni le hace reclamo alguno.
Su actitud es de un espíritu maduro y confiado esperando su redención; él
no se dejó achicopalar por la desesperación ni la angustia lo dominó; al
contrario, reconoció que todo lo que había alcanzado era obra del Señor puesto
que cuando nació llegó sin nada y que de igual modo así, tendría que terminar. A lo largo de los años las personas unas con
un trabajo muy arduo, otras sin tanto esfuerzo, logran amasar grandes fortunas;
eso no está mal. Lo malo es creer que
la riqueza perdurará para siempre y que aun, tal pareciera, se puede llevar a
la otra vida. Bien, dice el pastor de mi
iglesia: ‘no hay entierro con trasteo’.
Así que para qué apegarse tanto a los bienes terrenales. Muchísimo mejor es acumular tesoros para el
cielo, donde la polilla y el orín no dañan (Mateo 6:19-20).
Nuestra actitud debe
ser como la de Job. Acostumbrémonos a
dar gracias en toda circunstancia; esta es la voluntad de Dios. Él es soberano y ni siquiera los hijos, los
cónyuges, padres o hermanos son nuestros.
Todo lo de aquí es prestado; lo único que de verdad poseemos es al Señor
cuando lo hemos recibido, y por Él, el derecho a una Patria celestial donde no
habrá dolor alguno.
Amado Señor: Muchas
gracias por nuestras vidas y por los grandes favores con los que nos has bendecido
aquí en esta tierra. Gracias porque nos
has permitido tener el ejemplo de Job para entender que todo lo podemos soportar
en ti, quien eres nuestra fortaleza. Queremos
ser agradecidos contigo a pesar de las vicisitudes con las que a diario nos
enfrentamos. ¡Tú eres el más grande tesoro!
Con tenerte nos basta.
Un abrazo y
bendiciones.
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