Y Jarboná, uno de los eunucos que atendían al rey, dijo: —Hay una estaca a veinticinco metros de altura, junto a la casa de Amán. Él mandó colocarla para Mardoqueo, el que intervino en favor del rey. —¡Empálenlo en ella! —ordenó el rey.Ester 7:9.
Lectura: Ester
7:1-10. Versículo del día: Ester 7:9.
MEDITACIÓN DIARIA
Mardoqueo el primo de
Ester, había salvado al rey de una conspiración en su contra y por su actuación,
él lo exaltó (Ester 6). Cuando la reina
Ester intercedió por su pueblo y puso de manifiesto ante el rey Asuero las
intenciones malévolas de Amán, inmediatamente lo que había mandado hacer para
matar a Mardoqueo, sirvió para su propia muerte. “El malvado sólo piensa en el
mal; jamás se compadece de su prójimo” (Proverbios 21:10). Recordemos lo dicho por el Señor: “Así que en
todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a
ustedes” (Mateo 7:12); la regla de oro que debemos seguir.
Bien entendible la
lección: Lo que deseamos para los demás, nos puede caer a nosotros; así que es
mejor orar por nuestros enemigos en vez de desearles el mal. Esa tarea le corresponde a Dios. Nos puede suceder como a Amán: ser artífices
de nuestra propia destrucción. Además, del Libro de Ester también
aprendemos que todo lo que sucede en
nuestras vidas tiene un propósito, a veces cuando estamos en medio de la
tormenta, nos queda difícil vislumbrar lo que viene detrás. Un ejemplo muy parecido al de José: dos
personas utilizadas por Dios para salvar a los suyos.
Amado Señor: Muchas
gracias por enseñarnos a amar a aun a los que nos hacen daño y no desearles el
mal. Gracias porque Tú exaltas al humilde y buscas la manera de guiarnos con el
fin llevar a cabo la obra que deseas.
Un abrazo y
bendiciones.
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