jueves, 28 de agosto de 2014

Justicia y misericordia en lugar de ayuno



Así dice el Señor Todopoderoso: Juzguen con verdadera justicia;    muestren amor y compasión los unos por los otros.  No opriman a las viudas ni a los huérfanos, ni a los extranjeros ni a los pobres.  No maquinen el mal en su corazón los unos contra los otros. 
Zacarías 7:9-10.


Lectura: Zacarías 7:1-14.  Versículos del día: Zacarías 7:9-10.

MEDITACIÓN DIARIA

Los del pueblo de Israel, mandaron a preguntarles a los sacerdotes y profetas si todavía ellos debían de ayunar en las fechas prescritas.  El Señor a través del profeta Zacarías les envía este mensaje: “Dile a todo el pueblo de la tierra, y también a los sacerdotes: Cuando ustedes ayunaban y se lamentaban …¿realmente ayunaban por mí?” (v. 5).  Les hace ver que nunca pusieron atención a las palabras que por los mismos profetas les envió y que son las mismas que les está diciendo.  Les advierte nuevamente, que lo que les exige es justicia y misericordia en vez de abstinencias obligadas.  Si notamos, el Señor está más interesado en la actitud de nuestro corazón que en los propios ayunos.  “El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura?  ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento  y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes?” (Isaías 58:6-7).  A los de su pueblo Israel, les había hablado a través de profetas como Isaías, pero no hicieron caso; ahora también nos habla a los de su Iglesia, pero tal parece que tampoco ponemos la atención debida a sus palabras.  Podemos asistir a los ayunos y abstenernos de comer, pero si nuestro corazón está lejos de practicar la clemencia y la rectitud de nada nos sirve; Dios no lo va aceptar.
Recordemos que “misericordia quiero y no sacrificio” nos dice el Señor Jesús en Mateo 9:13.  Revisemos nuestra vida cristiana y miremos cómo actuamos frente al amor y a la compasión por los demás. 

Amado Señor: Gracias por repicarnos una vez más, sobre la misericordia y la justicia que esperas de nosotros.  Te rogamos que pongas en nuestro corazón el deseo de servir a los demás,  obedeciendo lo que tu Palabra manda que hagamos.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: