Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo. Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo.1 Juan 2:1-2.
Lectura: 1 Juan
2:1-11. Versículos del día: 1 Juan
2:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
Existe la creencia
entre los no creyentes que los cristianos somos infalibles y no pecamos; así no
es. No hay nadie infalible en el
mundo. Gracias a Dios en Jesucristo
tenemos al Gran Intercesor ante el Padre; Él aboga por nosotros; Él, que nunca cometió
pecado y es el verdadero Justo. No sólo está listo a perdonar los pecados nuestros
sino los de toda la humanidad. Lo que
sucede es que sí, debemos dar testimonio y aunque caigamos y pequemos, saber
que el Señor ya nos justificó con su sangre derramada (Romanos 5:9) y
levantarnos: “porque siete veces podrá caer el justo, pero otras tantas se
levantará” (Proverbios 24:16a). Y como
dice el apóstol Pablo: somos vasijas de barro en sus manos y cada día nuestro
buen Alfarero, nos va puliendo hasta dejar su obra completa y
resplandeciente. Por eso, nos vemos derribados,
pero no destruidos; porque donde vayamos llevamos la muerte de Cristo en
nuestros cuerpos para manifestar también su vida en nuestros cuerpos (2
Corintios 4:7-10).
Así que a los
cristianos nos toca es obedecer sus mandamientos y vivir como el Señor vivió, si
en verdad decimos que lo conocemos (vv. 7 al 9 en la lectura). Y si caemos: confesar los pecados, pedir
perdón, levantarnos y proseguir la marcha (1 Juan 1:9).
Amado Señor: Muchas
gracias por el sacrificio tuyo en el Calvario, por tu muerte y resurrección. Gracias
porque por ti, ahora somos justificados ante Dios Padre y tu preciosa sangre
nos limpia de todo pecado. Gracias
porque siempre estás a nuestro lado y cuando caemos nos levantas con tu amor y
misericordia, para restaurarnos y continuar contigo hacia la meta celestial.
Un abrazo y
bendiciones.
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