viernes, 22 de agosto de 2014

Jesucristo, en quien tenemos el perdón de pecados




Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo.  Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo.  
 1 Juan 2:1-2.


Lectura: 1 Juan 2:1-11.  Versículos del día: 1 Juan 2:1-2.

MEDITACIÓN DIARIA

Existe la creencia entre los no creyentes que los cristianos somos infalibles y no pecamos; así no es.  No hay nadie infalible en el mundo.  Gracias a Dios en Jesucristo tenemos al Gran Intercesor ante el Padre; Él aboga por nosotros; Él, que nunca cometió pecado y es el verdadero Justo. No sólo está listo a perdonar los pecados nuestros sino los de toda la humanidad.  Lo que sucede es que sí, debemos dar testimonio y aunque caigamos y pequemos, saber que el Señor ya nos justificó con su sangre derramada (Romanos 5:9) y levantarnos: “porque siete veces podrá caer el justo, pero otras tantas se levantará” (Proverbios 24:16a).  Y como dice el apóstol Pablo: somos vasijas de barro en sus manos y cada día nuestro buen Alfarero, nos va puliendo hasta dejar su obra completa y resplandeciente.  Por eso, nos vemos derribados, pero no destruidos; porque donde vayamos llevamos la muerte de Cristo en nuestros cuerpos para manifestar también su vida en nuestros cuerpos (2 Corintios 4:7-10).  
Así que a los cristianos nos toca es obedecer sus mandamientos y vivir como el Señor vivió, si en verdad decimos que lo conocemos (vv. 7 al 9 en la lectura).  Y si caemos: confesar los pecados, pedir perdón, levantarnos y proseguir la marcha (1 Juan 1:9).

Amado Señor: Muchas gracias por el sacrificio tuyo en el Calvario, por tu muerte y resurrección. Gracias porque por ti, ahora somos justificados ante Dios Padre y tu preciosa sangre nos limpia de todo pecado.  Gracias porque siempre estás a nuestro lado y cuando caemos nos levantas con tu amor y misericordia, para restaurarnos y continuar contigo hacia la meta celestial.

Un abrazo y bendiciones. 

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