viernes, 29 de agosto de 2014

¡Ven pronto Señor Jesús!



Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.  
 Apocalipsis 1:8.


Lectura: Apocalipsis 1:1-20.  Versículo del día: Apocalipsis 1:8.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor se le revela a Juan en la isla de Patmos para mostrar lo que tiene que suceder.  Juan compartió con el Señor y estuvo a su lado incluso, en los momentos de su agonía en la cruz; fue testigo de sus obras y ministerio aquí en la tierra y el discípulo amado de Jesús. En su visión escribe a las siete iglesias de parte del Señor, reconociendo su poderío y majestad: “Al que nos ama y que por su sangre nos ha librado de nuestros pecados,  al que ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes al servicio de Dios su Padre, ¡a él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén” (vv. 5-6).  Juan no solamente  anuncia la gran tribulación, sino que también habla explícitamente del regreso del Señor Jesús: “¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra.  ¡Así será! Amén” (v. 7).
Me  fascina leer el Libro del Apocalipsis.  Sé que está lleno de sucesos trágicos por los que el mundo pasará, pero encuentro un deleite especial cuando nuevamente recuerdo que mi Señor volverá  a la tierra. Cuando afirma que Él es el principio y el fin.  Cuando leo que voy a ser parte de la Nueva Jerusalén que estará ataviada como hermosa novia para su prometido; que mi buen Señor siempre estará a mi lado y si llegase a llorar, mi Amado mismo me enjugará toda lágrima que brote de mis ojos.  Sé también que caminaré por calles de oro, adornadas con toda clase de piedras preciosas (Apocalipsis 21).  Aparte de todo esto, se me cataloga como dichosa, como bienaventurada, por leer este mensaje profético, porque dice el versículo que el tiempo está cerca (v. 3 en la lectura).  Y yo personalmente creo que  sí está muy cerca; es mi apreciación y como novia me uno al Espíritu para decir: “¡Ven!”; “¡Ven Señor Jesús!” (Apocalipsis 22:17 y 20b).

Mi Amado Señor: No sé si será egoísmo de mi parte por los que no te conocen, pero anhelo tanto ese momento que deseo que se cumpla cuanto antes.  Como te lo dije una vez: ‘espero gozosa ese nuevo amanecer en que tu vengas y me vaya contigo’.  ¡Ven pronto Señor Jesús!  ¡Tu novia te espera ardientemente!

Un abrazo y bendiciones.

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