Así también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano.Mateo 18:35.
Lectura: Mateo
18:21-35. Versículo del día: Mateo
18:35.
MEDITACIÓN DIARIA
Considero
que este versículo va muy ligado al de: “Amen a sus enemigos y oren por quienes
los persiguen”, “Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa
recibirán?” (Mateo 5:44 y 46); y al de: “hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los
maldicen, oren por quienes los maltratan” (Lucas 6:27-28).
Pedro
le preguntaba al Señor sobre cuántas veces teníamos que perdonar; le pareció
que con siete sería suficiente y el Señor le responde: “No te digo que hasta
siete veces, sino hasta setenta y siete veces” (v. 22 en la lectura). En
traducciones alternas dice: “hasta setenta veces siete”. Ya podemos tener idea
de lo que nos manda el Señor.
Es
tan difícil pedir perdón como perdonar.
Pero la mejor reflexión para hacerlo es recordar quiénes somos o hemos
sido, y reconocer que Jesucristo siendo Dios se humillo, padeció y se llevó en
la cruz todo el peso de nuestros pecados; nos perdonó totalmente sin ni
siquiera merecerlo. Entonces, cada uno
preguntarnos: ¿quién vengo a ser yo para no hacerlo? Esto es precisamente lo que nos enseña la
parábola de la lectura. Si nos creemos
tan superiores y perfectos, el Señor nos lo recordará igual que al siervo
despiadado: “Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haberte compadecido de
tu compañero, así como yo me compadecí de ti?” (vv. 32b-33).
El
Señor nos enseña que debemos demostrarnos perdón mutuamente. No es solamente
recibir el perdón cuando ofendemos, lo cual es mucho más cómodo; es aprender
también a perdonar cuando nos han agraviado, sea leve o fuerte la agresión. Cuando
decidimos perdonar de corazón, vamos recibiendo sanidad interior y el peso de
las cargas se vuelve más liviano. ¡Hagámoslo!
Amado
Señor: Muchas gracias porque han sido tantas las veces que hemos caído y tú,
buen Dios misericordioso nos has perdonado. Nosotros en calidad de humanos, nos
dejamos arrastrar por la naturaleza pecaminosa y nos cuesta hacerlo; por eso
recurrimos una vez más a ti para que nos des el poder de perdonar como lo has
hecho con nosotros. Gracias buen Señor.
Un
abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario