Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa?Mateo 6:25.
Lectura: Mateo
6:25-34. Versículo del día: Mateo 6:25.
MEDITACIÓN DIARIA
Somos muy dados a preocuparnos, así hayamos
visto en infinidad de ocasiones cómo el Señor nos responde. Nos falta confianza en nuestro Dios. Personalmente yo cada vez que leía el Pentateuco
o sea los primeros cinco libros de la Biblia que hablan sobre el pueblo de
Israel, me daba mal genio que ellos siguieran siendo tercos y desobedientes
después de ver milagro tras milagro de Dios en sus vidas. Un día el Señor me
mostró, que aunque no me había abierto el mar Rojo para cruzar en seco, ni me
había abierto la roca para saciar mi sed, sí había hecho conmigo cosas
grandiosas como sanarme del cáncer de seno, permitir que mis hijos terminaran
sus carreras y Sarita sus estudios secundarios; que nos sacó avante el proceso
del apartamento e infinidad de cosas más, que no acabaría de enumerar aquí, y que era exactamente igual a los que tanto
criticaba: terca, desobediente, desconfiada y que mi poca fe no me alcanzaba
para ver en cada nuevo amanecer su poderío y majestad.
Creo que también en
parte esto nos sucede porque somos desagradecidos; entonces lo que tenemos que
hacer es en todo momento tener constante nuestra oración al Señor (orar sin
cesar) en alabanza y honra a Él agradeciéndole todos los beneficios recibidos. La
oración es la base firme del cristiano. Entender que la vida vale mucho y el solo
hecho de estar vivos es el milagro principal que nos puede regalar nuestro Dios. ¿Si el Señor está pendiente hasta del
avecilla más insignificante o pequeña, no lo estará de nosotros? (v. 26). Fijémonos en el versículo siguiente: “¿Quién
de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de
su vida?” (v. 27). Se arreglen o no se
arreglen las cosas, el preocuparse no sirve de nada. Lo único que nos dejará, serán úlceras o
desgastes emocionales y físicos. Tenemos
a un Padre Omnipotente y Poderoso que es capaz de voltear las situaciones en un
abrir y cerrar de ojos, entonces lo mejor es recurrir a Él, confiar en Él y
esperar en Él (Mateo 6:33), sabiendo que Él ya conoce todas nuestras
necesidades (v. 32).
Amado Padre celestial:
Gracias te damos porque eres el mejor Papito que existe. Gracias por adoptarnos
como tus hijos y saber que estás pendiente hasta del último cabello de nuestras
cabezas. No queremos pedirte nada Señor;
solo adorarte y ensalzar tu Nombre porque eres el Gran Yo Soy, el Omnipotente y
Soberano Dios y no somos indiferentes para ti.
Un abrazo y
bendiciones.
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