jueves, 9 de enero de 2014

Una fe sin cuestionamientos




Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano. 
Mateo 8:8.


Lectura: Mateo 8:5-13.  Versículo del día: Mateo 8:8.

MEDITACIÓN DIARIA

Definitivamente como lo dijo el mismo Señor: Es admirable ver la fe del centurión.  Entendía muy bien la autoridad de Jesús y reconocía en Él, al Dios que si daba una orden, inmediatamente esta se cumpliría.
La fe del centurión era una fe sencilla; sin objetar ni preguntar absolutamente nada, que la hace genuina por esto mismo. Con razón el Señor dice que tenemos que ser como niños: los niños todo lo creen y van actuando sinceramente como lo más natural sin poner obstáculos. Este soldado romano  muy seguramente por su ocupación no podía seguir al Señor como sus discípulos, pero indudablemente tuvo que oír sobre su ministerio lleno de milagros. Simplemente sabía que por donde pasaba curaba enfermos, echaba fuera demonios, calmaba vientos y tempestades y no dudó en recurrir a Él para pedir clemencia por su siervo.
¡Cuánto necesitamos una fe como la del centurión!  Seguro que si la tuviéramos siquiera, tan grande como de un grano de mostaza, actuaríamos sin cuestionar tanto y le daríamos a Dios el lugar exacto que le corresponde.

Amado Señor: Enséñanos a verte como el Dios que todo lo puede y tiene la suficiente autoridad para reprender enfermedades, demonios y tempestades. Queremos seguirte Señor y aprender a acatar tus órdenes porque eres nuestro Comandante en Jefe, aliado, para derrotar al enemigo.

Un abrazo y bendiciones.

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