Jesús se compadeció de ellos y les tocó los ojos. Al instante recobraron la vista y lo siguieron.Mateo 20:34.
Lectura: Mateo
20:29-34. Versículo del día: Mateo
20:34.
MEDITACIÓN DIARIA
No solo los ciegos
físicos necesitan sanidad; los ciegos espirituales la necesitan mucho más. El
Señor es compasivo y está pronto a tender la mano a todo el que se acerque a
Él. La ceguera espiritual es mucho más difícil de sanar porque como dice el
dicho: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Muchas personas por más que vean el poder de Dios no lo aceptan o hacen caso omiso; están
tan endurecidos que no ven absolutamente nada de sus beneficios. Se creen
autosuficientes y que ellos no necesitan a nadie ni de nadie y menos reconocer
que hay un Dios Omnipotente y amoroso que entregó a su propio Hijo en bien de
la humanidad. Estos no lo entienden o no
lo quieren entender. Su orgullo y prepotencia no les permite ver más allá.
Y también se encuentran
los que sí han comprobado su compasión y misericordia; los que han recobrado la
vista de su espíritu pero al final se olvidan de quién fue la obra y no le
siguen porque no son agradecidos.
Hay que pedirle al
Señor que toque los ojos de todos aquellos que no ven su grandeza y poder y que
a todos nos enseñe, a no quedarnos como únicos con los ojos abiertos. Una
manera de demostrarle agradecimiento es ayudar a otros a encontrar el camino
que conduce hacia Él; tocar sus ojos y permitirles ver la verdadera luz que
alumbra la vida.
Amado Señor: Te damos gracias porque antes éramos ciegos y
ahora vemos la magnitud de tus obras empezando por nuestras propias vidas.
Gracias porque en nosotros también pusiste tus manos bondadosas y nos
permitiste conocerte para alcanzar la gloria eterna. Enséñanos a ser
agradecidos contigo y compartir a diestra y siniestra tu mensaje revelador de
la salvación.
Un abrazo y
bendiciones.
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