viernes, 3 de enero de 2014

La verdadera esencia del matrimonio




Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada».
 Génesis 2:18.


Lectura: Génesis 2:15-25.  Versículo del día: Génesis 2:18.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor Dios, creó al hombre primero y se dio cuenta que no era conveniente que viviera solo; por eso decidió hacerle una ayuda idónea. Narra la Biblia aquí en este mismo capítulo que entonces formó a las aves del cielo y a los animales de la tierra y  le impuso la tarea de buscarles nombre a todos ellos.  Dice también, exactamente lo siguiente: “Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre” (v. 20).  Adán pues, al cumplir su labor se dio cuenta que ninguno de ellos podía servirle como su ayuda idónea.  Entonces el Señor hizo caer a Adán en un sueño profundo y de su mismo ser, de una costilla formó a la mujer; se la presentó al hombre, “el cual exclamó: «Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer” porque del hombre fue sacada»” (v.23), y continua el relato: “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.  En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza” (vv.24-25).
Varios puntos para tener presente: el hombre por su misma naturaleza necesita de una mujer a su lado que lo apoye, lo levante, lo incentive, lo alegre y le colabore.  Por eso mismo, al buscar a quien va a ser su compañera por el resto de sus días, debe pedir la guía del Señor para encontrar precisamente esa ayuda adecuada y garantizar así mismo   su estabilidad y permanencia.
También es relevante que Dios hizo a la mujer de una costilla del hombre.  En su infinita sabiduría Dios creo a la mujer como nos dice Pedro: “como vaso frágil” (1 Pedro 3:7 VRV1960), un cristal que se rompe fácilmente, que hay que tratar con delicadeza, con dulzura y brindarle protección. No fuimos tomadas de la cabeza ni primero, porque nuestra misión no es mandar, es acatar.  Pero señores, tampoco fuimos sacadas de los píes para que se nos ultraje y maltrate.  Aquí entra a jugar un papel muy importante lo escrito en Efesios 5:22-28 sobre lo que es la relación matrimonial.
Importante notar lo que dice el versículo 24 de la lectura, respecto a que por causa de esa unión, se dejará a padre y madre. Dios no quiere matrimonios donde se viva con padres o con suegros, porque Él sabe cómo somos y que esto o conviene. Ahí sí como dice el refrán: ‘El que se casa quiere casa y costal para la plaza”. 
Por último notemos que Adán y Eva estaban desnudos y no se avergonzaban de ello, lo cual nos demuestra que la teoría infundada sobre el pecado no fue por tener relación sexual, fue la de la desobediencia de comer del fruto prohibido: “pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás»” (v. 17).
Tengamos en cuenta estos parámetros si queremos que nuestro hogar sea en verdad una muestra de lo que Dios mismo instituyó. Nos compete tanto a hombres como a mujeres practicar cada uno el rol que nos corresponde.

Amado Señor: Gracias por haber establecido tú mismo el vínculo del matrimonio.  Te pedimos porque en los hogares reine la concordia, la paz, la tolerancia, el respeto y el amor tal como ha sido tu deseo desde el primer instante en que lo instituiste. Rogamos también para que Satanás no se entrometa y cambie los valores y normas establecidas por ti desde el comienzo.  

Un abrazo y bendiciones.

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