jueves, 30 de enero de 2014

Si quieres puedes limpiarnos



Un hombre que tenía lepra se le acercó, y de rodillas le suplicó: —Si quieres, puedes limpiarme.  
 Marcos 1:40.


Lectura: Marcos 1:40-45.  Versículo del día: Marcos 1:40.

MEDITACIÓN DIARIA

Recorriendo Galilea el Señor se encontró con un hombre enfermo, desechado por la sociedad de entonces a causa de su mal.  La lepra los discriminaba, los apartaba de cualquier acto. Es de por sí una enfermedad que estigmatiza; socialmente margina a la persona que la padece y en esos tiempos era sinónimo de pecado, de impureza.  Me imagino a este hombre acercarse a Jesús atemorizado y sin saber si lo aceptaba o rechazaba.  ¿Cómo sería su dolor y amargura si sus palabras solo demuestran incertidumbre y desolación?  Solo se atrevió a decir: “Si quieres”, como dándole al Señor el respeto merecido y entendiendo su poderío.  La compasión del Maestro no se hace esperar, su respuesta fue: “—Sí quiero. ¡Queda limpio!” (v. 41).
No importa qué enfermedad se tenga; si se está mal del cuerpo, del alma o si las llagas son espirituales.  El Señor Jesús vino fue precisamente a eso: a sanar enfermos; a limpiar cualquier clase de lepra que padezcamos. Él lo único que quiere que brote de nuestros labios son palabras de humildad y que reconozcamos que somos débiles, que no podemos con nuestras cargas.
Es el momento de suplicarle al Señor igual que el leproso: “—Si quieres, puedes limpiarme”.

Amado Señor: Hoy nos presentamos ante ti cargados, apesadumbrados, sucios e impuros  y derrotados ante el mundo, pero sabemos que tú eres el Santo Hijo de Dios lleno de poder, gloria y compasión, y humildemente te decimos que si quieres, si es tu voluntad puedes limpiarnos.  Reconocemos que para ti no existen imposibles y queremos descansar en tus brazos mi Señor. Gracias porque no te somos indiferentes y escuchas nuestra oración.

Un abrazo y bendiciones.

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