jueves, 1 de noviembre de 2012

Hay que hacerle saber nuestros deseos



Que el Señor te responda cuando estés angustiado… Que te conceda lo que tu corazón desea, que haga que se cumplan todos tus planes.  
 Salmo 20:1a y 4.


Lectura diaria: Salmo 20:1-9.  Versículos principales: Salmo 20:1a y 4.

REFLEXIÓN

Cuando anhelamos un viaje, una casa o alguna otra cosa material, lo expresamos y se lo hacemos saber a nuestros padres o a nuestro esposo.  De igual modo tenemos que ser con Dios que es nuestro Padre celestial.  Como Dios que es, lógicamente que lo sabe de antemano, pero Él quiere escuchar todo lo que hay en el corazón y esto le agrada, porque lo que más le cautiva es que le tengamos confianza y podamos no solamente contarle los problemas que nos aquejan, sino que también le hagamos saber todos nuestros gustos, anhelos y planes.  Jesús nos anima a hacerlo: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.  Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre” (Mateo 5:7-8).  Hay que pedirle al Padre con la certeza de que recibiremos lo que le hayamos pedido.
Muy seguramente como humanos que somos, no podemos hacer mucho al respecto, pero es que el Señor sí y de hecho empieza la tarea con poder y gloria: “Marcharé al frente de ti, y allanaré las montañas; haré pedazos las puertas de bronce y cortaré los cerrojos de hierro.  Te daré los tesoros de las tinieblas, y las riquezas guardadas en lugares secretos, para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llama por tu nombre” (Isaías 45:2-3).  Nuestro Padre no se queda quieto, nuestro Padre está trabajando por nosotros porque quiere darnos lo mejor: “Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!” (Mateo 7:11), así que no dudemos en pedir, ni en saber que obtendremos la respuesta a nuestros anhelos más pronto de lo que nos imaginamos.

Amado Dios y Padre nuestro: Nos dirigimos a ti obedeciendo las palabras de tu Hijo Jesús, para pedirte humildemente nos concedas todos los anhelos y deseos que tenemos en el corazón y que ya conoces, para que nuestros planes se cumplan a cabalidad para la honra y gloria tuya.

Un abrazo y bendiciones.

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