viernes, 16 de noviembre de 2012

El tiempo es ahora



Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano.  
 Isaías 55:6.


Lectura diaria: Isaías 55:1-13.  Versículo principal: Isaías 55:6.

REFLEXIÓN

El tiempo se agota y cada día es más difícil el vivir en un mundo lleno de maldad.  Nos atacan la violencia y la corrupción; y la injusticia social se acrecienta.  De otra parte se sufren las inclemencias de la naturaleza que no tiene distinción alguna y ataca con ímpetu zonas desarrolladas y fructíferas como también las pobres y maltratadas. 
A través del profeta Isaías, el Señor hace un llamado al arrepentimiento; a buscarle y seguirle con fidelidad.  Empieza el capítulo, invitando a los sedientos a tomar de sus aguas (v. 1); a escucharle para vivir: “Presten atención y vengan a mí, escúchenme y vivirán” (v. 3).  Quizá el tiempo se va acabando y es el momento para voltear los ojos hacia Dios: “Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos.  Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia” (v. 7). 
Lo que el Señor tiene para el que se arrepiente y se vuelve a Él, es mejor que todo lo que pueda ofrecer el mundo con sus lujos y encantos atractivos.  Sus caminos y pensamientos son diferentes, “más altos que los cielos sobre la tierra” (v. 9).  El que le escuche puede tener la certeza que no seguirá en lo mismo, porque su Palabra jamás regresa vacía y cumple los propósitos de Dios en la persona arrepentida (v. 11).  El Señor es el único que puede cambiar al ser humano y devolverle el gozo, la paz y la restauración completa (vv. 12 y 13).
No hay que esperar más; ya no hay tregua alguna.  El tiempo es ahora y este es un llamado directo del Señor.  En tus manos está el vivir una nueva vida a su lado, o el de seguir con lamento y llanto sin una esperanza de cambio substancial.

Amado Señor: Hoy te pido por todas aquellas personas que están leyendo este devocional y se encuentran atrapadas en el caos de la sociedad.  Permite que tu Santo Espíritu toque sus corazones y vengan a ti, que eres la fuente inagotable del amor y del perdón.  Gracias Señor porque sé que tu Palabra no regresará vacía, sino que cumplirá tus propósitos en cada una de ellas.

Un abrazo y bendiciones. 
  

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