miércoles, 21 de noviembre de 2012

Descansando en sus brazos



Bendito sea el Señor, nuestro Dios y Salvador; que día tras día sobrelleva nuestras cargas. 
Salmo 68:19.


Lectura diaria: Salmo 68:8-20.  Versículo principal: Salmo 68:19.

REFLEXIÓN

Materialmente las cargas siempre pesan demasiado y es mejor buscar ayuda para no resquebrajarnos algún hueso o costilla.  De igual modo todas las cargas que nos aquejan se convierten en espirituales y es difícil sostenerlas sin la ayuda de Dios.  Por eso debemos aprender a dejar todo su peso en brazos de quien puede sacarnos avante: “Encomienda al Señor tus afanes y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre” (Salmo 55:22).
A lo largo de toda la vida se nos irán presentando diferentes clases de obstáculos que se van convirtiendo poco a poco en cargas pesadas y llegará el momento en que así no se quiera buscar ayuda, la misma situación implicará que lo hagamos. Cuántas veces nos levantamos más cansados de lo que nos acostamos y es porque llevamos un peso encima que no nos permite el descanso completo.   El Señor nos hace la invitación de ir hacia Él para descargar todo lo que nos esté afectando: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma.  Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana. (Mateo 11:28-30).  
Y como no dejarán de existir estos afanes, el Señor nos provee con una linda promesa así estemos entrados en años y creamos que las fuerzas nos flaquean: “Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré.  Yo los hice, y cuidaré de ustedes; los sostendré y los libraré” (Isaías 46:4).  ¡Maravilloso Señor!  Él nos hizo y sabe cuan débiles somos; entiende nuestro llanto y sufre con nosotros al vernos acongojados.  Se presenta para ayudarnos y tendernos su mano.  No estamos solos y podemos con toda confianza descansar en sus brazos.

Señor nuestro, Dios Todopoderoso: Gracias porque podemos venir a ti sabiendo que día tras día sobrellevas nuestras cargas.  Te las entregamos para que el peso que llevamos encima se haga ligero y encontremos pleno descanso en ti.

Un abrazo y bendiciones.

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