Cual siervo jadeante en busca del agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser.Salmo 42:1.
Lectura diaria: Salmo
42:1-11. Versículo principal: Salmo
42:1.
REFLEXIÓN
Los ciervos son animales que a pesar
de ser esbeltos y corpulentos, son relativamente débiles y tímidos. Han desarrollado la velocidad como arma de
defensa contra los depredadores como lobos, tigres, osos y hienas que los
persiguen hasta lograr su cometido. Como
en épocas de verano escasea el agua, braman ansiosos buscando un arroyo para
saciar su sed. Pero no es porque sí; su ansia
se desborda más allá de lo natural, porque saben que en su búsqueda pueden
encontrarse con el enemigo. Entonces la
necesita rápida y contundente.
Es maravilloso ver la comparación
del hombre necesitado de Dios con esta clase de animales: “Tengo sed de Dios,
del Dios de la vida. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios?” (v. 2). En las penurias no nos queda más que
presentarnos ante Él y permitir que nos sacie con su manantial de agua
inagotable. “¡Si alguno tiene sed, que
venga a mí y beba! De aquel que cree en
mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38). Cuando tenemos sed de Dios, no nos saciamos
con lo rutinario; el devocional no nos llena lo suficiente, ni el ir a la
iglesia, ni incluso formar parte de grupos especiales. Es una sed que solo puede ser saciada cuando
nos humillamos ante su presencia y desbordamos nuestro corazón a sus píes con
quebrantamiento y llanto. Llanto que nos
produce el estar verdaderamente en su templo y conocer la hermosura de su santidad.
Así que ante las circunstancias
adversas ya sabemos lo que tenemos que hacer: “¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo
alabaré. ¡Él es mi salvador y mi Dios!”
(v. 11). “¡Vengan a las aguas todos los
que tengan sed!” (Isaías 55:1). Cristo
es la fuente de agua viva y te la ofrece gratuitamente. ¡Tómala!
No la desperdicies.
Sí Señor: No solamente queremos buscarte
como ciervos sedientos y llegar a extasiarnos de Ti cuando el tiempo nos devora
con el sol y estamos demasiado cansados, sino también cuando nos encontramos en
apacible calma en lugares de verde reposo.
Un abrazo y bendiciones.
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