domingo, 11 de noviembre de 2012

Buscarle como ciervos sedientos

Cual siervo jadeante en busca del agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser.  
 Salmo 42:1.

Lectura diaria: Salmo 42:1-11.  Versículo principal: Salmo 42:1.

REFLEXIÓN

Los ciervos son animales que a pesar de ser esbeltos y corpulentos, son relativamente débiles y tímidos.  Han desarrollado la velocidad como arma de defensa contra los depredadores como lobos, tigres, osos y hienas que los persiguen hasta lograr su cometido.  Como en épocas de verano escasea el agua, braman ansiosos buscando un arroyo para saciar su sed.  Pero no es porque sí; su ansia se desborda más allá de lo natural, porque saben que en su búsqueda pueden encontrarse con el enemigo.  Entonces la necesita rápida y contundente.
Es maravilloso ver la comparación del hombre necesitado de Dios con esta clase de animales: “Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios?” (v. 2).  En las penurias no nos queda más que presentarnos ante Él y permitir que nos sacie con su manantial de agua inagotable.  “¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!  De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38).  Cuando tenemos sed de Dios, no nos saciamos con lo rutinario; el devocional no nos llena lo suficiente, ni el ir a la iglesia, ni incluso formar parte de grupos especiales.  Es una sed que solo puede ser saciada cuando nos humillamos ante su presencia y desbordamos nuestro corazón a sus píes con quebrantamiento y llanto.  Llanto que nos produce el estar verdaderamente en su templo y conocer la hermosura de su santidad.
Así que ante las circunstancias adversas ya sabemos lo que tenemos que hacer: “¿Por qué voy a inquietarme?  ¿Por qué me voy a angustiar?  En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré.  ¡Él es mi salvador y mi Dios!” (v. 11).  “¡Vengan a las aguas todos los que tengan sed!” (Isaías 55:1).  Cristo es la fuente de agua viva y te la ofrece gratuitamente.  ¡Tómala!  No la desperdicies.

Sí Señor: No solamente queremos buscarte como ciervos sedientos y llegar a extasiarnos de Ti cuando el tiempo nos devora con el sol y estamos demasiado cansados, sino también cuando nos encontramos en apacible calma en lugares de verde reposo.  

Un abrazo y bendiciones.

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