viernes, 2 de noviembre de 2012

Promesa para nuestros hijos



Derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tus vástagos, y brotarán como hierba en un prado, como sauces junto a un arroyo.  
 Isaías 44:3c-4.


Lectura diaria: Isaías 44:1-5.  Versículos principales: Isaías 44:3c-4.

REFLEXIÓN

Los padres y en especial las madres, creo yo, sentimos mucha carga por nuestros hijitos.  Cavilamos de pensamiento en pensamiento para tratar de saber qué será de ellos en un futuro próximo o lejano. Nos preguntamos cómo serán sus relaciones sentimentales y si llegaren a casarse cómo actuarán.  Son muchas las preguntas que se nos vienen a la mente y nos inquietamos por esas cavilaciones que no son más que eso, simples especulaciones que nos quieren atormentar. He aprendido a descansar en el Señor llevando cautivo a Él todo pensamiento que me llega y a declarar victoria sobre ellos.
Ahora bien, en esta lucha no me encuentro sola; al contrario tengo un respaldo fuerte en Dios y su Palabra que me lo confirma constantemente a través de sus promesas; y las del devocional de hoy es una de ellas. “Uno dirá: ‘Pertenezco al Señor’; otro llevará el nombre de Jacob, y otro escribirá en su mano: ‘Yo soy del Señor’, y tomará para sí el nombre del Señor” (v.5).  Llegará el momento en que así los veremos.
Entonces, lo que nos corresponde es tenerlos continuamente en oración y descansar en el Señor una vez se los hallamos entregado.  El Señor es fiel y sabe exactamente cuando será el tiempo propicio para tocar sus corazones y voltearlos hacia Él.  La oración debe ser constante así ellos estén en el camino del Señor: sean niños, jóvenes, adultos o viejos; siempre debemos tenerlos junto con el cónyuge en primer plano en nuestras devociones diarias.  Los invito a practicar esta sugerencia; nos da tranquilidad y a la vez nos anima a aprender a reposar en los brazos de quien quiere lo mejor para sus hijos

Amado Señor: Gracias por tus promesas que son fieles y verdaderas.  Gracias porque  nuestros hijitos están en tus manos y sabemos que Tú nunca nos fallas y así no lo veamos, los tienes guardados para ti.     

Un abrazo y bendiciones.

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