jueves, 8 de noviembre de 2012

Sin dudar de su protección



El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen; a su lado está para librarlos.  
 Salmo 34:7.


Lectura diaria: Salmo 34:1-22.  Versículo principal: Salmo 34:7.

REFLEXIÓN

El Ángel de Dios parece ser que en el Antiguo Testamento se refería al mismo Señor Jesucristo.  Diferentes hombres de la antigüedad tuvieron experiencias con Él: Abraham, Jacob, y Moisés entre ellos. 
Dios siempre está pendiente de nosotros y sus ángeles están a su disposición para servirle.  A unos Dios les ha ordenado ser mensajeros como Gabriel, a otros guerreros como Miguel; lo cierto es que la protección de Dios nos cubre en todo momento y cuando oramos por ella debemos tener en cuenta lo que dice el Salmo 91:11: “Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos”. No porque su misión sea el cuidarnos debemos rendirles pleitesía y adoración y hay que tener mucho cuidado con esto, pues Dios quiere que solamente nos arrodillemos ante Él y que Él sea siempre el primero en nuestras vidas.  Esta orden quedó clara desde el Monte Sinaí en la institución de “Los diez mandamientos” (Deuteronomio 5:6-9) y después el Señor Jesucristo lo reafirmó (Mateo 22:37-38), “Este es el primero y más importante de los mandamientos”.  Lo dijo el mismo Señor, así que no podemos pasarlo por alto y desobedecerlo.
Volviendo al versículo del día, así sean sus ángeles estando alrededor nuestro para cuidarnos o si se trata como algunos eruditos creen que es la figura de Jesús, quien más tarde iba a ser encarnado, lo cierto es que personalmente cuando salgo o voy por un camino peligroso, siempre le digo al Señor dos cosas: que me cubra con su preciosa sangre y que mande sus ángeles alrededor mío.  Yo puedo decir con firmeza que siento su protección y sé que me ha salvaguardado de este modo de muchos incidentes.  Les insto a que pongan en marcha esta sugerencia.  El Señor nos da su protección divina, poniendo a nuestro servicio a los que están también al suyo.

Amado Dios: gracias porque en todo momento sentimos tu protección.  Gracias por enviar a tus ángeles a que nos guarden de todo mal, cuando vamos transitando por caminos peligrosos.  Gracias Señor porque podemos confiar sin titubeos en ti.  Sentimos tu amparo.

Un abrazo y bendiciones. 

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