Sean mi protección la integridad y la rectitud, porque en ti he puesto mi esperanza.Salmo 25:21.
Lectura diaria: Salmo
25:1-22. Versículo principal: Salmo
25:21.
REFLEXIÓN
En la medida en que seamos íntegros
ante el Señor, podemos andar con más tranquilidad porque sabemos que estamos
haciendo las cosas bien. Y si aún
caminando rectamente no se dan de acuerdo a nuestros anhelos y deseos, no
importa porque tenemos una esperanza mayor.
Nuestra rectitud puede tomar
nuevas fuerzas en medio de la aridez.
¿Cuántas veces no ha retoñado nuevamente aquel palo seco y sin ramas de
un rosal abandonado? En el jardín de mi madre lo observé: cuando ya se pensaba
en botarlo por rastrojo, volvía a tomar
forma y por obra de Dios, amanecía un pequeño verdor en su tallo, como
diciendo: ¡aquí estoy; floreceré de nuevo!
No se necesita estar sembrados en medio de valles que resaltan por su
verdor; aprendemos a conducirnos mejor y valorar lo que tenemos en medio de las
dificultades que se nos presentan. Así
como poca gracia tiene el que ama al que siempre le hace el bien, tampoco se
puede esperar algo diferente de integridad ante el Señor, de aquella persona
que todo le marcha sobre ruedas. Lo que
vale es amar al enemigo, como el seguir en rectitud a pesar de los desiertos
áridos por los que tenemos que transcurrir.
Esto es vivir en integridad y entereza ante el Señor; porque así como el
rosal florecerá mostrando todo su esplendor, nosotros también resplandeceremos
en el glorioso día que nos espera, cuando el Señor venga y nos lleve con Él:
“porque en ti he puesto mi esperanza”.
Nuestra integridad no depende de
las circunstancias, porque: “Aunque la higuera no dé renuevos ni haya frutos en
las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan
alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los
establos; aún así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios mi
libertador!” (Habacuc 3:17-18). A pesar de…, nuestro comportamiento debe
brillar en honestidad, decencia y moralidad.
Señor: Enséñanos a no depender de
las circunstancias para alabar y bendecir tu nombre. Queremos ser íntegros ante ti, para que ese
sea el baluarte de tu protección cuando lleguen las aflicciones.
Un abrazo y bendiciones.
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