Dispones ante mi un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar.Salmo 23:5.
Lectura diaria: Salmo
23:1-6. Versículo principal: Salmo 23:5.
REFLEXIÓN
Somos los primeros invitados a su
banquete y cuando tenemos invitados a una cena en nuestra casa organizamos la
mesa de manera especial; la adornamos con lujo de detalles para que los
invitados se sientan honrados y queridos.
De igual manera lo hace Papá Dios: adereza una mesa para los suyos; con
lujo de detalles la va preparando para hacernos sentir cómodos y a gusto porque
somos sus hijos. Pone su mesa a nuestra
disposición "has llenado mi copa a rebosar", queriendo satisfacer toda
necesidad: “Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de
alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento”
(Isaías 61: 3) No solamente nos prepara
el banquete sino que además de eso quiere presentarnos con orgullo, bien
vestidos (con lino fino y resplandeciente), y oliendo a rico. Entonces, nos unge con su perfume, con la unción del Santo
Espíritu para que seamos llenos de Él y podamos como dignos hijos suyos llevar fruto que
permanezca para siempre y enaltecer su Nombre: “Serán llamados robles de
justicia, plantío del Señor, para mostrar su gloria” (Isaías 61:3b).
Presentémonos ante esta mesa con corazón
agradecido por sus bondades; por la cantidad de detalles con los que somos homenajeados
aun sin merecerlo: “Cuán grande es tu bondad, que atesoras para los que te
temen, y que a la vista de la gente derramas sobre los que en ti se refugian”
(Salmo 31:19).
Sí, Señor nuestro: ¡Qué maravilloso es tu amor! Rebaza todo conocimiento; ni siquiera podemos comprenderlo porque no tiene límites ni cuantía alguna. Solamente sabemos que está ahí, servido en la mesa y dispuesto para todo aquel que quiera acercarse a disfrutar de tu banquete.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario