En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé. Les digo que éste es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación!2 Corintios 6:2.
Lectura diaria: 2 Corintios
5:11-6:2. Versículo principal: 2
Corintios 6:2.
REFLEXIÓN
Todos hemos llegado a los píes
del Señor en un momento estratégico de la vida.
No ha sido casual ni imprevisto.
Dios que nos conoce totalmente ha diseñado muy bien el día en que íbamos
a caer rendidos y decirle: “Señor, no más; toma mi vida porque a mí me pesa
mucho”.
Ahora nos corresponde a nosotros
como embajadores de Cristo, exhortar a otros para que hagan lo mismo: “En
nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios” (v. 20). Quizá mañana sea tarde y el tiempo aceptable
es “hoy”. Dios pone en frente muchas
posibilidades con su paciencia prodigiosa, porque su intención es que nadie
perezca sino que todos lleguen al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).
Dios no va a mirar cuántos
pecados se han cometido, ni está interesado en las clases de pecado en los que
se ha caído; a Él solo le interesa la persona en sí, porque la ama al punto tal
de que entregó a su propio Hijo y “lo trató como pecador para que en él
recibiéramos la justicia de Dios” (v. 5:21 en la lectura). Y le interesa la persona porque sabe que si
ésta llega humildemente pidiendo perdón y rindiendo su vida ante Jesús, Él va a
empezar una obra regeneradora de manera tal que todo lo viejo queda en el pasado. El molde anterior de quizá asesino, violador, inquisidor, ladrón,
etc. etc., se convierte en un molde completamente nuevo (v. 17). Como quien dice ese anterior lo bota por
obsoleto y malo, y coloca uno totalmente acorde con su propósito.
Ningún cristiano puede decir que
si mira retrospectivamente, su vida no ha
surtido cambios. Quizá muchos no se han
percatado de ellos porque no eran asesinos ni ladrones, pero sí avaros,
orgullosos, egoístas o mentirosos y como tenemos la tendencia a clasificar los
pecados, nos considerábamos “buenos”.
Para Dios el pecado es simplemente pecado, llámese como se llame y Él no
puede con el pecado porque es santo (Isaías 6:3), completamente santo. Por eso es que todos, absolutamente todos
necesitamos cruzar el puente redentor con Jesucristo para llegar al otro lado y
conseguir la salvación.
Amigo lector que sigues este
devocional: No hay más tiempo para perder; hoy es el día de salvación para
ti. Jesús está tocando en este momento
propicio a la puerta de tu corazón para que le dejes seguir. Tu vida está hecha un caos que no puedes
organizar. El Hijo de Dios, viene a
ofrecerte su amor y perdón; es hora de escucharle. Si tu deseo es así, te invito a orar conmigo:
Señor Jesucristo: Tú conoces
perfectamente mi condición. Reconozco
que soy pecador y te pido perdón por ello.
Ahora confieso con mi boca que eres el Hijo de Dios, venido a salvarme y
te entrego mi vida con todos mis afanes y defectos. Entra en mi corazón y hazme el molde nuevo que dijiste que
harías. En tu nombre Jesús, amen.
Un abrazo y bendiciones.
3 comentarios:
Hola Dora creo que este es tu nombre, gracias por tu testimonio y por compartir la palabra que obra maravillas en la vida de cada persona que deja entrar su Luz, hoy me encontré con tu blog porque me desperté con ese mismo versículo y al buscar la referencia apareció tu blog, estuve compartiendo algo del mensaje que escribiste con un grupo de mujer a quien estoy testificando. Dios te bendiga y te guarde y siga haciendo de ti una bendición. Con Cariño Rosa Maria
Hoy es el Dia de salvación...
Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
2 Corintios 6:2
Muchas gracias a Rosi y a Edith. El Señor bendiga sus vidas.
Publicar un comentario