sábado, 26 de mayo de 2012

El devocional


Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza.  Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.   
Salmo 143:8.

Lectura diaria: Salmo 143:8-10.  Versículo principal: Salmo 143:8.

REFLEXIÓN

Todo cristiano debe aprender a tener un encuentro diario con “su Señor”.  Esto es lo que llamamos comúnmente “devocional”.  Personalmente considero que aquí en esta lectura se encuentran los puntos básicos del devocional.  Generalmente, el devocional se hace en la mañana aunque esto no es de fuerza mayor; si por alguna u otra razón no se realiza en esas horas, no importa.  Lo esencial es no dejar pasar el día sin esa comunicación básica con Dios.  Se aconseja en la mañana  porque estamos empezando un nuevo día y lo mejor es desde el comienzo ponernos en manos de Él.  El versículo 8 nos da las claves esenciales: oración y lectura de la Palabra.
Recordemos que orar es hablar con Dios.  Nosotros le hablamos, ponemos delante de Él nuestro saludo de admiración a través de la alabanza y adoración que es el sacrificio que en verdad le agrada; luego pasamos a decirle como al mejor amigo lo que nos inquieta: “Por la mañana, Señor, escucha mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta” (Salmo 5:3); no solamente le presentamos ruegos sino que también le pedimos protección; “Señor, líbrame de mis enemigos, porque en ti busco refugio” (v. 9),  después de este momento especial de reconocimiento y confianza nos dirigimos hacia su Palabra. La mejor manera de empaparnos del amor de Dios es leyendo una porción de la Escritura.  Se aconseja a las personas nuevas empezar por el evangelio de Juan que es el evangelio del amor.  Se puede leer un capítulo diario o dividirlo de acuerdo al tiempo de cada uno.   Su Palabra es la manera de enseñarnos. El Señor nos dice: “Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti” (Salmo 32:8).  “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios” (v. 10 en la lectura); solamente a través de su Palabra, podemos conocer su voluntad y aprender a acatarla.
Cada quien puede organizar su devocional del modo que le parezca más adecuado.  Si considera que es el tiempo para interceder por los suyos, pues hacerlo. O quizá su tiempo de intercesión sea a otra hora diferente.  Lo importante es no olvidar estos dos principios de oración y lectura de la Palabra. Definitivamente, así como al iniciar el día tomamos alimento para el cuerpo, también tenemos que alimentar el alma; de lo contrario, estaremos débiles y podríamos tropezar más fácilmente.

Señor: Gracias por enseñarnos a dirigirnos hacia ti.  Permite que cada día, tu buen Espíritu nos guíe por un terreno sin obstáculos.

Un abrazo y bendiciones.

1 comentario:

Unknown dijo...

Bendiciones, amada. Muy cierto lo escrito. Dios te siga usando para su Gloria.