Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.Salmo 143:8.
Lectura diaria: Salmo
143:8-10. Versículo principal: Salmo
143:8.
REFLEXIÓN
Todo cristiano debe aprender a
tener un encuentro diario con “su Señor”.
Esto es lo que llamamos comúnmente “devocional”. Personalmente considero que aquí en esta
lectura se encuentran los puntos básicos del devocional. Generalmente, el devocional se hace en la
mañana aunque esto no es de fuerza mayor; si por alguna u otra razón no se
realiza en esas horas, no importa. Lo
esencial es no dejar pasar el día sin esa comunicación básica con Dios. Se aconseja en la mañana porque estamos empezando un nuevo día y lo
mejor es desde el comienzo ponernos en manos de Él. El versículo 8 nos da las claves esenciales: oración
y lectura de la Palabra.
Recordemos que orar es hablar con
Dios. Nosotros le hablamos, ponemos
delante de Él nuestro saludo de admiración a través de la alabanza y adoración
que es el sacrificio que en verdad le agrada; luego pasamos a decirle como al
mejor amigo lo que nos inquieta: “Por la mañana, Señor, escucha mi clamor; por
la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta” (Salmo
5:3); no solamente le presentamos ruegos sino que también le pedimos protección;
“Señor, líbrame de mis enemigos, porque en ti busco refugio” (v. 9), después de este momento especial de
reconocimiento y confianza nos dirigimos hacia su Palabra. La mejor manera de
empaparnos del amor de Dios es leyendo una porción de la Escritura. Se aconseja a las personas nuevas empezar por
el evangelio de Juan que es el evangelio del amor. Se puede leer un capítulo diario o dividirlo
de acuerdo al tiempo de cada uno. Su Palabra es la manera de enseñarnos. El Señor nos dice: “Yo te instruiré, yo te
mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti”
(Salmo 32:8). “Enséñame a hacer tu
voluntad, porque tú eres mi Dios” (v. 10 en la lectura); solamente a través de
su Palabra, podemos conocer su voluntad y aprender a acatarla.
Cada quien puede organizar su
devocional del modo que le parezca más adecuado. Si considera que es el tiempo para interceder
por los suyos, pues hacerlo. O quizá su tiempo de intercesión sea a otra hora
diferente. Lo importante es no olvidar
estos dos principios de oración y lectura de la Palabra. Definitivamente, así
como al iniciar el día tomamos alimento para el cuerpo, también tenemos que
alimentar el alma; de lo contrario, estaremos débiles y podríamos tropezar más fácilmente.
Señor: Gracias por enseñarnos a
dirigirnos hacia ti. Permite que cada
día, tu buen Espíritu nos guíe por un terreno sin obstáculos.
Un abrazo y bendiciones.
1 comentario:
Bendiciones, amada. Muy cierto lo escrito. Dios te siga usando para su Gloria.
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