lunes, 7 de mayo de 2012

Impenetrables sus caminos


¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios!  ¡Qué indescifrables sus juicios, e impenetrables sus caminos!”  
 Romanos 11:33.

Lectura diaria: Romanos 11:33-36.  Versículo principal: Romanos 11:33.

REFLEXIÓN

Es difícil tratar de explicar esta doxología de Pablo.  Considero que es tan avanzado su conocimiento hacia Dios, que llega a un punto donde él se reconoce como nada, como una morona al lado de lo que no tiene explicación para el hombre por lo profundo del tema exclusivo de la soberanía de Dios. Para Dios no hay dimensiones y tal vez el apóstol Pablo quiso encontrarlas llegando a la conclusión que no hay nada que se le pueda comparar.  Dios es dueño de lo oculto y lo profundo como también de lo alto e inalcanzable; sus designios y propósitos son inaccesibles y difíciles de entender;  se los revela a quien quiera y como quiera.  Esto es parte de su atributo soberano.  Al profeta Daniel le reveló por medio de una visión la respuesta al misterio del sueño del rey Nabucodonosor de Babilonia: “¡Alabado sea por siempre el nombre de Dios!  Suyos son la sabiduría y el poder… Él revela lo profundo y lo escondido y sabe lo que se oculta en las sombras” (Daniel 2:20 y 22).  Sí; si Dios quiere lo revela porque lo profundo y escondido solo le pertenece a Él.  “¿Puedes adentrarte en los misterios de Dios o alcanzar la perfección del Todopoderoso?  Son más altos que los cielos; ¿qué puedes hacer?  Son más profundos que el sepulcro; ¿qué puedes saber?  Son más extensos que toda la tierra; ¡son más anchos que todo el mar!” (Job 11:7-9). 
A través de sus obras y admirando su creación podemos vislumbrar en algo su sabiduría: “Oh Señor, ¡Cuán imponentes son tus obras, y cuan profundos tus pensamientos!” (Salmo 92:5); “Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión; tan sublime es que no puedo entenderlo” (Salmo 139:6).  Y si queremos contender con Él  nos dirá como a Job: “Prepárate a hacerme frente; yo te cuestionaré, y tú me responderás. ¿Dónde estabas cuando puse las bases de la tierra?  ¡Dímelo, si de veraz sabes tanto!” (Job: 38:3-4), y de ahí para abajo siguen las preguntas del Señor. Muchas veces el tratar de comprender su soberanía nos volvemos necios y arrogantes.  Tenemos que bajar la cabeza y reconocerle como el único dueño absoluto de toda riqueza, conocimiento y sabiduría y si algo se nos da a conocer es por su infinita misericordia y amor como coherederos de su gracia ya que en Cristo Jesús están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Colosenses 2:3).

Amado Padre celestial: Es tan inalcanzable e inigualable tu sabiduría que solamente lograremos entenderla cuando lleguemos a tu presencia y percibamos todo lo que nos tienes preparado.  Gracias por hacernos parte de tu reino.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: