martes, 8 de mayo de 2012

El concepto adecuado


Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado.  
 Romanos 12:3.

Lectura diaria: Romanos 12:1-19.  Versículo principal: Romanos 12:3.

REFLEXIÓN

Cada quien debe pensar de sí mismo con objetividad; reconociendo los talentos y virtudes con los que Dios lo ha dotado: “Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado” (v. 6), sin dejarse llevar por la prepotencia e ínfulas mal infundadas.    Tampoco llenarse de un falso concepto menospreciándose y subvalorándose creyendo que su aparente humildad le va a ayudar a lograr lo no alcanzado.   La humildad más bien, debe centrarse en su posición frente a Dios y al prójimo, siendo equilibrado y moderado, aceptándose a sí mismo con cualidades y defectos, recordando que mientras estemos aquí no habrá nadie perfecto y que si poseemos inteligencia o sabiduría abundantes es por la misericordia de Dios quien nos ha dotado con esos talentos y entonces, ponerlos al servicio de los demás para de este modo glorificar el nombre del Señor.
Desafortunadamente en el campo físico la misma sociedad de consumo hace que muchos jóvenes y aún personas maduras no acepten su cuerpo y se dejan llevar por falsos conceptos creyendo que la obra hecha por Dios fue inconclusa o mal diseñada.  Tenemos que aceptar que no todos somos iguales; los habrá flacos, gordos, altos, bajitos, de ojos claros u oscuros, etc. y conformarnos del modo que Dios nos hizo.  Lo que sí debemos hacer es cuidar nuestro cuerpo sin hacerle daño alguno, sabiendo que éste es templo del Espíritu Santo.
De todas maneras se tenga mucho o poco lo más importante es darse completamente  demostrando siempre que reina el amor de Dios en el corazón.  Pablo aconseja que  debe ser: diligente, alegre, paciente y dado a la oración.  También llevar a la práctica ese amor ayudando al necesitado, ofreciéndole albergue; riendo con los que ríen y llorando con los que lloran.  Bendiciendo y no maldiciendo.  Viviendo en armonía los unos con los otros, sin arrogancia sino siendo solidarios con los humildes (vv. 9-16).  Y por más que se tenga  mucho conocimiento, “No se crean los únicos que saben” (v. 16b). 
Como conclusión: Toda persona debe tener el exacto concepto de sí misma y aceptarse tal cual es, sabiendo que todavía el buen Alfarero nos sigue moldeando hasta completar la buena obra que empezó.  Tengamos en cuenta el amor y la verdadera humildad para que de este modo lo que es en realidad, se muestre tal como es sin excesos y a la vez sin deficiencias.    

Amado Señor: En tus manos está nuestro carácter para que cada día lo vayas transformando y llegue a la estatura tuya.  Gracias porque somos barro en tus manos y nos irás perfeccionando hasta alcanzar la vasija hermosa y perfecta que deseas como objetivo.

Un abrazo y bendiciones.

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