Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado.Romanos 12:3.
Lectura diaria: Romanos 12:1-19. Versículo principal: Romanos 12:3.
REFLEXIÓN
Cada quien debe pensar de sí
mismo con objetividad; reconociendo los talentos y virtudes con los que Dios lo
ha dotado: “Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado” (v.
6), sin dejarse llevar por la prepotencia e ínfulas mal infundadas. Tampoco
llenarse de un falso concepto menospreciándose y subvalorándose creyendo que su
aparente humildad le va a ayudar a lograr lo no alcanzado. La humildad más bien, debe centrarse en su
posición frente a Dios y al prójimo, siendo equilibrado y moderado, aceptándose
a sí mismo con cualidades y defectos, recordando que mientras estemos aquí no
habrá nadie perfecto y que si poseemos inteligencia o sabiduría abundantes es
por la misericordia de Dios quien nos ha dotado con esos talentos y entonces,
ponerlos al servicio de los demás para de este modo glorificar el nombre del
Señor.
Desafortunadamente en el campo
físico la misma sociedad de consumo hace que muchos jóvenes y aún personas
maduras no acepten su cuerpo y se dejan llevar por falsos conceptos creyendo
que la obra hecha por Dios fue inconclusa o mal diseñada. Tenemos que aceptar que no todos somos
iguales; los habrá flacos, gordos, altos, bajitos, de ojos claros u oscuros,
etc. y conformarnos del modo que Dios nos hizo.
Lo que sí debemos hacer es cuidar nuestro cuerpo sin hacerle daño
alguno, sabiendo que éste es templo del Espíritu Santo.
De todas maneras se tenga mucho o
poco lo más importante es darse completamente demostrando siempre que reina el amor de Dios
en el corazón. Pablo aconseja que debe ser: diligente, alegre, paciente y dado a
la oración. También llevar a la práctica
ese amor ayudando al necesitado, ofreciéndole albergue; riendo con los que ríen
y llorando con los que lloran.
Bendiciendo y no maldiciendo. Viviendo
en armonía los unos con los otros, sin arrogancia sino siendo solidarios con
los humildes (vv. 9-16). Y por más que
se tenga mucho conocimiento, “No se
crean los únicos que saben” (v. 16b).
Como conclusión: Toda persona
debe tener el exacto concepto de sí misma y aceptarse tal cual es, sabiendo que
todavía el buen Alfarero nos sigue moldeando hasta completar la buena obra que
empezó. Tengamos en cuenta el amor y la verdadera
humildad para que de este modo lo que es en realidad, se muestre tal como es
sin excesos y a la vez sin deficiencias.
Amado Señor: En tus manos está
nuestro carácter para que cada día lo vayas transformando y llegue a la
estatura tuya. Gracias porque somos barro
en tus manos y nos irás perfeccionando hasta alcanzar la vasija hermosa y
perfecta que deseas como objetivo.
Un abrazo y bendiciones.
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