Unidos a Cristo ustedes se han llenado de toda riqueza, tanto en palabra como en conocimiento.1 Corintios 1:5.
Lectura diaria: 1 Corintios
1:4-31. Versículo principal: 1 Corintios
1:5.
REFLEXIÓN
En los versículos que siguen, nos
dice el apóstol Pablo que no nos falta ningún don espiritual mientras esperamos
con ansías que se manifieste el Señor, manteniéndonos firmes e irreprochables
por la fidelidad de Dios quien nos llama a una comunión con Jesús (vv.
6-9).
Definitivamente es así. Si no fuera por el poder que el Espíritu
Santo nos da cada día, sería muy difícil continuar firmes. La lucha no es fácil; cuando vienen las
pruebas y sentimos desfallecer, estoy convencida que solamente el amor y
misericordia del Señor se demuestra sacándonos avante e impartiendo nuevas
fuerzas que para mí, creo están fuera de lo explicable. Empieza a funcionar ya no lo natural sino lo
sobrenatural y es como si más bien, esa
fuerza nos llevara a esperar con ansías ese glorioso día en que nuestro
espíritu se encuentre con el autor y dador de nuestra vida. Razón también tiene Pablo en decir que el
mensaje es una locura para los incrédulos.
Es lógico; ellos no entenderían por ejemplo esa posición y no la pueden
entender porque no tienen el Espíritu de Dios.
“Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Pues la locura de Dios es más sabia que la
sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana” (vv.
24-25). Sé que en su infinita sabiduría sabe
para dónde nos guía y como conoce a ciencia cierta nuestra debilidad, cuando
estamos en íntima comunión con Cristo Jesús, entonces nos da su dosis de
fortaleza. “No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es
Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que
dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla” (1
Corintios 10:13 RVR 1995).
Estas son las riquezas que valen; las que en verdad
van a formar nuestra vida y a preparar para gozar plenamente de su gloria. Santiago dice que nos consideremos muy
dichosos cuando tengamos que enfrentar diversas pruebas (Santiago 1:2). Esto no es fácil, pero gracias a Dios
estamos unidos a Cristo Jesús para que cuando triunfemos y veamos la victoria,
nos gloriemos en Él.
Amado Señor: Gracias porque en la cruz ya
cargaste todo el peso de nuestras aflicciones. Tú que eres la fuente de la vida, sácianos de
ti y permítenos tener una relación contigo de manera que nos engrandezcamos con
tus infinitas riquezas para afrontar las
diferentes angustias que nos llegan.
Un abrazo y bendiciones.
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