domingo, 6 de mayo de 2012

La Palabra está cerca


Ésta es la palabra de fe que predicamos: Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.  
 Romanos 10:8c-9.

Lectura diaria: Romanos 10:1-21.  Versículos principales: Romanos 10:8c-9.

REFLEXIÓN

No es difícil ser cristiano en la mayoría de los sitios de este planeta.  Ahora se expande el evangelio más que nunca.  La misma tecnología lo permite y el mensaje llega hasta a los lugares más recónditos.  Sin embargo, al ser humano le cuesta doblegar su “yo” y reconocer en su corazón al Mesías prometido. Unos lo rechazan por orgullo; otros, porque creen tener la razón al igual que el pueblo judío en su tradición.  También muestran un celo por Dios pero no buscan ni investigan más allá; buscan su propia justicia y no se someten a la justicia de Dios (vv. 2-3).  No se tiene en cuenta su Palabra ni entienden que es una sola y nunca cambiará ni pasará: “El cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35).  El versículo 8 comienza: “La palabra está cerca de ti; la tienes en la boca y en el corazón”.  Por lo menos, aquí en nuestro territorio y toda América, las “Buenas nuevas” se difunden por televisión, radio, internet, etc.  No hay excusa para que se diga: “nunca lo supe ni escuché hablar de Dios”.  Sin ser difícil recibir al Señor, siempre se tiende a decirle: “no”. 
Amigo lector que sigues este devocional: La Palabra está cerca de ti: Solo tienes que confesar con tu boca, creyendo en el corazón que Jesús es el Hijo de Dios muerto y resucitado para que puedas alcanzar la salvación.  Es así de fácil; no le niegues la invitación que Él mismo te hace: “Mira que estoy a la puerta y llamo.  Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”.  Es el momento de entender que su Palabra está cerca.  Si deseas hacerlo, te sugiero una oración como la siguiente:

Señor Jesucristo: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi vida y confieso con mi boca que eres Dios hecho hombre y viniste a pagar por todos mis pecados.  Decido hoy aceptarte como mi Señor y Salvador personal.  Gracias por venir a morar conmigo.  En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones. 

No hay comentarios:

Hazme entender que exclusivamente dependo de Ti

Señor, recuérdame lo breve que será mi tiempo sobre la tierra. Recuérdame que mis días están contados, ¡y cuán fugaz es mi vida! La vida que...