Todo me está permitido, pero no todo es para mi bien. Todo me está permitido, pero no dejaré que nada me domine.1 Corintios 6:12.
Lectura diaria: 1 Corintios 6:12-20. Versículo principal: 1 Corintios 6:12.
REFLEXIÓN
Cuando recibimos a Cristo nos
trasformamos en personas nuevas, lo viejo queda atrás (2 Corintios 5:17). Se entiende que estamos muertos al pecado y
vivos para el Señor (Romanos 6:11). Sin embargo, la
vieja naturaleza nos jala aún y pasamos de ser espirituales a carnales. Se nos olvida fácilmente que quien está
sentado en el trono es Cristo Jesús y no el “yo” de cada uno y lo volvemos a
destronar. Esta situación nos lleva a
revolver la verdadera libertad que tenemos en Cristo con el libertinaje. Tenemos el libre albedrío para elegir, y de
nosotros depende si queremos perseverar en el pecado o permitir que el Espíritu
Santo haga la obra regeneradora.
Tal parece que el pueblo de
Corinto era muy dado a la inmoralidad sexual y Pablo les recuerda a los de la
iglesia lo siguiente: “el cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el
Señor, y el Señor para el cuerpo” (v. 13b).
Si no nos importa nuestro cuerpo y no lo cuidamos en los diferentes campos,
tarde o temprano la cuenta pasará. Hay muchas cosas que se pueden hacer pero no
todas nos llevarán a tener paz y regocijo.
Al contrario, dejarán huellas de amargura y frustración que se
arraigarán al corazón trayendo en muchas ocasiones tristeza y destrucción.
He escuchado el siguiente consejo
al respecto: Si usted va a ser algo de lo que estaría indeciso para actuar,
pregúntese ¿si fuera el Señor lo haría?
Muy seguramente si su deseo es carnal, tendrá inmediatamente la
respuesta. Podemos pelear, alegar,
gritar ¿y al final qué nos queda? Una
contrariedad, un desgaste físico y emocional, y hasta de pronto una enfermedad. Únicamente por no saber controlarnos. En este solo ejemplo sencillo nos damos
cuenta que no todo nos conviene y que no podemos pasar el límite de la
verdadera libertad que tenemos en el Señor.
Como conclusión: no podemos
excusarnos bajo esta frase para desenfrenarnos y hacer lo inimaginable que se
nos antoje, porque entonces estamos pisando el umbral del libertinaje. Cuidémonos en no llegar hasta allá.
Señor Jesús: Enséñanos a conducirnos con la verdadera libertad
tuya. Empápanos de tu Palabra para que
ésta tome el control de todo nuestro ser y procedamos como lo harías tú.
Un abrazo y bendiciones.
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