jueves, 24 de mayo de 2012

Construir el bello hogar


Con sabiduría se construye la casa, con inteligencia se echan los cimientos.  Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios tesoros. 
Proverbios 24:3-4.

Lectura diaria: Proverbios 24:1-34.  Versículos principales: Proverbios 24:3-4.

REFLEXIÓN

Hay una frase muy común: “Hogar dulce hogar”; ¿pero sí será éste el refugio dulce donde sus integrantes desean llegar para encontrar el deleite necesario de descanso, respeto, bondad, colaboración, tolerancia y amor?  Me atrevería a decir que como muchas otras es una frase de cajón más, porque actualmente ni los padres ni los hijos anhelan llegar a casa donde en vez de dulce todo es agrio y fuerte.  La indiferencia tanto de los unos como de los otros reina por doquier y cada cual se ensimisma en lo suyo sin que haya dialogo alguno como antaño sucedía.  Anteriormente la mesa era el lugar para reunirse toda la familia y contarse sus cuitas diarias; ahora, cada quien come por su lado y lógicamente la tecnología ha pasado a desplazar aquellas conversaciones cara a cara con los miembros del hogar.  Los niños, jóvenes y adultos inclusive, viven pegados de cualquier aparato que les informe segundo a segundo lo que están haciendo o dejando de hacer sus amistades.  ¡Qué tristeza!  No estoy en desacuerdo con los avances tecnológicos, de ninguna manera; pero sí completamente con el uso que se les ha dado porque borró completamente la construcción de los hogares. 
Dice Proverbios 14:1 “La mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye”.  ¡Qué gran responsabilidad la de la mujer!  Más difícil aún en estos tiempos, pero si el Manual de Dios lo dice, es porque en esta o cualquier otra época lo puede lograr.  Y se me viene a la mente la cantidad de cargos importantes ocupados por las mujeres y entonces me cuestiono que si puede hacerlo afuera ¿por qué no, con mayor razón en su propio hogar?  ¿Será que la primera célula de la sociedad ya ha pasado a ser la última?  Y si lo pensamos con cabeza fría por ahí vamos.
Es urgente entonces, que desde el mismo noviazgo se empiece a construir lo que será el “bello y dulce hogar”.  Los jóvenes cristianos tienen una misión por delante para cumplir y es volver a permitir que en el seno de las familias, se vea lo que Dios desea de toda unión, la institucionalizada por Él entre un hombre y una mujer regida por su Palabra, donde cada uno debe saber muy bien los principios y leyes divinas al respecto.  Es prioritario empezar a levantar hogares diferentes.  Si se han desvanecido no importa.  Para Dios no hay nada imposible.

Señor: Te pedimos humildemente que nos hagas comprender el valor esencial del matrimonio y nos dirijas a educar hijos que no se desvíen de tus enseñanzas y que puedan seguir este ejemplo para que ellos también aprendan a construir hogares donde reines Tú.  Danos a las mujeres la sabiduría que viene de parte tuya y seamos gestoras de una casa edificada sobre la roca sólida de tu Palabra.

Un abrazo y bendiciones. 

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