miércoles, 9 de mayo de 2012

El sometimiento y otros deberes


Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él.  
 Romanos 13:1.

Lectura diaria: Romanos 13:1-14.  Versículo principal: Romanos 13:1.

REFLEXIÓN

El mundo actual es permisivo en todos los campos.  En la sociedad familiar, educativa y civil ya no se ven los valores que antiguamente se enseñaban y practicaban.  Los niños y jóvenes desde temprana edad han ido buscando su propio camino y pareciera como que se mandaran solos.  Ya no existe para ellos ninguna autoridad.  El respeto y los buenos modales quedaron atrás y se observa una carencia: no hay nada ni nadie que pueda controlarlos.  Bajo estas premisas es más difícil aún que crezcan como ciudadanos de bien útiles a la sociedad.  Si en el hogar y colegio no se les puede castigar y hacen de las suyas, con mayor razón miran con desdén la autoridad de un eclesial o de un civil.  El obedecer para ellos está “out” y en vez de ser motivo de orgullo o satisfacción se convierte en el “oso” de sus actuaciones.  Considero imperante que sean los jóvenes y niños quienes primero conozcan los caminos de Dios y se adentren en sus filas.  Dicen que detrás de un niño viene un adulto y tan así será que la mayoría de publicidad va dirigida hacia ellos. 
En el seno de los hogares y establecimientos educativos cristianos debe continuar la política establecida por el gran Diseñador respecto a cómo debemos criar y levantar a nuestros hijos.  La Biblia dice que el que ama a su hijo lo disciplina (Proverbios 13:24), y eso es también exactamente lo que hace Dios con nosotros.  Si como hijos del Padre eterno somos disciplinados ¿por qué no hacer lo mismo con nuestros hijos?  Disciplinándolos es la única manera que tenemos para que aprendan que tienen tanto derechos como deberes que cumplir y que el infringir alguno de ellos  ocasionará un castigo. Todo el que se opone a la autoridad, se rebela contra Dios (vv. 2 y 3).
El ejemplo de los mayores es fundamental.  Ellos tienen que ver en sus padres una actuación completamente correcta; desde pagar sus impuestos sin fraude alguno, hasta el respeto por los ancianos y personajes que merecen honra y aprecio.  Hay que aprender también a pagar las deudas, a no jugar con el tiempo de las otras personas y a no denigrar del prójimo porque estás actuaciones también denotan irrespeto total.  El versículo 9 concluye: “todos los mandamientos se resumen en este precepto: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.  Si no queremos que nos ultrajen y pasen por encima, entonces, tampoco ultrajemos e irrespetemos a los demás.    

Señor: Enséñanos a vivir cumpliendo las normas de convivencia descritas en tu Palabra y acatando todos tus mandatos de tal modo que nuestros hijos sigan este legado en las generaciones venideras.

Un abrazo y bendiciones. 

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